Cada vez se celebran menos bodas, bautizos y comuniones en la Iglesia, a pesar de que más de la mitad de los españoles aseguran ser católicos. Las creencias van a menos, pero no decaen las ganas de celebrar. De hecho, tras el impacto de la pandemia el negocio de las bodas aumenta pero los sacramentos religiosos se han transformado en fiestas laicas. De hecho, el sector siempre ha confiado en 2022.
En vez de bautizos, fiestas de bienvenida de bebés. Ahora se ha puesto de moda como una presentación oficial. Las bodas civiles ganan terreno y en cuanto a las comuniones, una especie de pasaje de la infancia a la adolescencia para recibir regalos. Es la crisis de los sacramentos, a la par con el descenso de creyentes.
Desde que nacen, menos de un tercio de los niños se bautizan. Solo 100.000 de más de 340.000 nacimientos. La gente cuando es preguntada responde no sin sorna. "Hace no voy a un bautizo desde el mío casi", contestan. En 10 años las comuniones también se han desplomado en más de 100.000.
Los novios también pisan cada vez menos la iglesia. Casi un 30 por ciento han caído las bodas religiosas en la última década y sin rastro de fe.