Como medallista olímpica de esquí, Blanca Fernández Ochoa ha sido una gran embajadora de todas las estaciones de nuestro país. Allí ha pasado gran parte de su vida y ha dejado muchos compañeros y amigos. Tenía una relación muy especial con Sierra Nevada y fue allí donde consiguió sus primeros triunfos deportivos. Fue, durante mucho tiempo, la segunda casa de Blanca.
La deportista, contaban los que vivieron con ella esos momentos, no pudo decir otra cosa al ganar la medalla de bronce más importante del deporte de invierno y única para una mujer, que esa medalla le había costado media vida y toda su infancia. Paradójicamente prefería el golf, que tampoco se le daba mal. Pero Blanca no expresaba ese sacrificio ante los demás.
Para ella eran las mejores pistas, la mejor preparación, el trabajo específico… todo porque había que apoyar ese talento y ese sacrificio de alguna manera. Entrenó, entrenó para ser esa leyenda que hoy es portada trágica de los medios deportivos de medio mundo.
También en Jaca recuerdan su nombre. “Es que ella era muy alegre, muy extrovertida, muy simpática, cariñosa, un ejemplo para muchos”. No en vano, puso en el mapa del mundo el esquí español, y en el mapa español el esquí alpino. Por eso estos días han sido tan duros para muchos deportistas que pegados a la televisión seguían su búsqueda. Porque nadie podrá agradecer nunca en el deporte alpino el legado de esta familia, y el cariño y respeto que tenían de todos. Porque Blanca era la imagen del esquí en España, allá donde era necesaria acudía con gusto, hablaba maravillas de las estaciones españoles.
Ana Galindo, esquiadora retirada, la recuerda como una esquiadora muy fuerte, muy luchadora. Estos días han sido duros para ella, “tantos días de incertidumbre sin saber qué había pasado. Desde aquí mi máximo apoyo y condolencias a todos ellos”, señala a Informativos Telecinco. “Han dejado una huella enorme y que van a estar en la historia para siempre”, reconoce, porque pusieron a España en el mapa mundial de este deporte.
Eduardo Roldán, expresidente de la Real Federación Española de Deportes de Invierno (RFEDI) y Director técnico Escuela Española de Esquí, se ha sentido siempre muy cercano a la familia. “Sinceramente no lo he vivido bien, sobre todo un par de díás que me he sentido muy mal. que he comprendido, o he entendido la cantidad de afecto que yo tenía a Blanca y a toda esta familia y el agradecimiento que les tengo. Era tan brava deportivamente”, recuerda.
Eduardo Valenzuela, responsable de montaña de la estación de esquí de Sierra Nevada, la recordará como una esquiadora magnífica. era muy fuerte porque trabajaba 10 horas al día, yo no he visto una persona que trabaje más que ella. Era una magnifica esquiadora y además muy muy fuerte. Fue el estandarte del esquí español durante mucho tiempo”. Y como persona merecía otra medalla.”Cuando tú la mirabas sonreía, ella automáticamente sonreía, salvo cuando estaba en el portillón de salida que estaba tremendamente concentrada entonces no te podías ni acercar”, recuerda con nostalgia.
Mercedes Delgado portavoz de la estación de Sierra Nevada recuerda los tiempos en los que todos apostaban por la estación para promocionar su candidatura a los campeonatos del mundo de 1995 con Blanca a la cabeza. Y recuerda el día en el ganó su medalla de bronce, su mejor momento deportivo. “Pude acercarme a la pista, pude ver ese momento, ver cómo ganaba esa medalla, la verdad que fue un momento super emocionante y compartir con ella ese momento fue increíble. Y con eso y su franqueza y sinceridad se queda.