A Blanca siempre la recordaremos además por su sonrisa, incluso en los momentos más difíciles de su vida, como fue la muerte de su hermano que ella tanto sintió.
Eran uña y carne, ella fue la encargada de presentar su biografía. Pero también nos abrió su corazón en la alegrías, vimos su primera boda en directo y nos presentó a sus dos mayores éxitos, sus hijos.
Luchó por que los juegos olímpicos viajaran a Madrid y por cada causa benéfica que llegó a sus oídos.
Nos lo hacía pasar bien hasta sin querer, porque su naturalidad compitiendo conquistaba en cada programa.
Tantos aciertos le llevaron de la mesa de los concursantes a la del jurado y daba los mejores consejos que había aprendido en la pista y así la recordaremos a ella, sin dejar de sonreír.
La esquiadora Blanca Fernández Ochoa (Madrid, 1963), cuyo cuerpo fue hallado este miércoles en la Sierra de Madrid, fue una de las pioneras del deporte femenino español dentro de una saga que lideró su hermano, Paco Fernández Ochoa, campeón olímpico y que la guio hacia el bronce que ella misma logró en los Juegos de Albertville 1992.
Sexta de ocho hermanos y criada en el barrio madrileño de Carabanchel, Blanca y su familia se trasladaron pronto al Puerto de Navacerrada, donde comenzaron a cultivar su afición por el esquí en una sierra madrileña que permanecía blanca la mitad del año. Con el paso de los años, sus apellidos quedarían relacionados para siempre con el deporte de nieve en España.