Pónganse en septiembre en el inicio del curso escolar. Informativos Telecinco entra en la escuela Txispum de Hondarribia (Guipúzcoa), un ejemplo de la que será la nueva normalidad educativa. Imprescindible la toma de temperatura y el lavado de manos, que los niños han asumido con toda naturalidad. Las medidas son distintas a las que se tendrán en las universidades.
Los más pequeños se organizarán en grupos estables para minimizar los riesgos aunque sin mascarillas y sin distancia de seguridad. Mantenerla es complicado así como no compartir los juguetes. Nuevos materiales para unas aulas que cobrarán vida porque en septiembre habrán pasado seis meses sin pisar la escuela, medio año metidos en casa con los padres. Será tiempo para no olvidar el peligro de la Covid19 y para acostumbrarnos a la nueva escuela hasta que podamos decir adiós al virus.
¿Los alumnos tendrían que llevar mascarilla?
Depende del curso en el que estén. En Infantil y de 1º a 4º de Primaria no sería necesario, así como tampoco deberían guardar la distancia de seguridad de 1,5 metros. La idea es que los pequeños estén en “grupos estables” de entre 15 y 20 estudiantes. Es una manera de dar seguridad, de poder hacer rastreos rápidos y además, mantener a los pequeños a distancia es un reto imposible. La parte buena, es que los pequeños suelen mostrar síntomas leves de la enfermedad salvo casos aislados.
De 5º de Primaria en adelante (6º, Secundaria y Bachillerato) sería obligatorio mantener el espacio de 1,5 metros entre las mesas y, cuando no fuera posible, los colegiales deberían llevar mascarilla. Un criterio que también se aplicaría a los niños de los primeros cuatro cursos de Primaria cuando salieran de su grupo establecido.
Lavarse de forma frecuente la manos y evitar tanto el uso de pañuelos desechables como tocarse nariz, ojos y boca son normas que hasta los más pequeños deberán cumplir.
¿Dónde podrían celebrarse las clases?
El Ministerio apuesta también por “los espacios al aire libre” en lugar de los cerrados para llevar a cabo actividades educativas y de ocio. Hay clases que se podrán habilitar en el patio o en los recintos que el centro tuviera en el exterior frente a las tradicionales aulas. Los profesores consideran que esto no es tan fácil porque esos recintos hay que habilitarlos para dar clases en condiciones y por seguridad. El ministerio también apuesta por aprovechar gimnasios o comedores.
¿Podrían jugar los alumnos con pelotas en los recreos?
Será cosa de los centros pero lo que no van a poder hacer los alumnos es jugar con otros compañeros que no estén en su burbuja de seguridad. Y eso hará más complicado formar los equipos para jugar. Hay libertad, pero parece que la burbuja que se creará en las escuelas no se va a romper en los patios.
¿Cómo se organizarían los centros?
Cada centro tendrá un ‘equipo COVID-19’ que integrarían distintos representantes de la comunidad educativa, así como se nombraría a un responsable de todo el dispositivo. Además, cada centro educativo tendría que diseñar un protocolo de “limpieza y desinfección” conforme a sus características. Con independencia de ello, habría que hacer al menos una limpieza diaria de las instalaciones, cifra que aumentaría a un mínimo de tres por jornada en los espacios que se utilicen mucho, como los aseos. Además de mantener la ventilación constante al menos cinco minutos antes y al final de las clases.
¿Cuál sería la actuación a seguir si se detectara un posible contagio?
Si una persona comenzara a desarrollar síntomas se le trasladaría a una habitación cerrada de uso individual y, tras colocarle tanto a ella como a quien se hubiera quedado a su cuidado una mascarilla, se informaría a la familia. En estos casos, se llamaría al centro de salud, el teléfono de referencia correspondiente o al 112 si la sintomatología fuera grave. Sería Salud Pública la encargada de identificar y realizar el seguimiento de los contactos.