Con precisión milimétrica el robot intenta encontrar a la pequeña Anna. Pero en el fondo hay muchos objetos diseminados en las laderas de unas montañas no muy pronunciadas, a 1.000 metros de profundidad. Creen que el cuerpo de Anna se salió del petate porque estaba abierto , iba lastrado con el ancla junto al de su hermana Olivia. Encontrar la botella de buceo fue vital al igual que el rastreo del móvil y sus pistas.
La botella de buceo con el edredón a modo de cuerda también lastraba los bultos, pero se soltó. El menudo cuerpo puede haber quedado desplazado por la corriente. La geoposición la tenían desde que la UCO había estudiado los enganches del teléfono de Tomas. Las llamadas de la madre primero a las 10 de la noche y luego a la 1.30 de la mañana marcaron el área de búsqueda. 10 millas , 6km por 6. Dos puntos próximos, dos salidas de Tomas.
Tras la primera había regresado a puerto sin los petates que cargó, el servicio marítimo le hizo un registro de drogas y por eso los investigadores trabajaban con esa certeza. La segunda salida al mar 20 minutos de conversación con Beatriz...y el móvil se apagó bruscamente. Creen que Tomás se lastró con el cinturón de buceo con 8 kilos de plomo que confían en encontrar, muy cerca. La barca quedó a la deriva y las corrientes la llevaron hacia el sur. Estaba vacía. La sillita de Anna es lo único que hallaron flotando en el mar.
La Guardia Civil en todo momento sólo trabajó con la hipótesis de que Tomás Gimeno había acabado con la vida de Anna y Olivia y la grabación del muelle fue fundamental. La principal pista fueron los sospechosos movimientos de Gimeno en el puerto de Tenerife. Las cámaras lo grabaron llegando al pantalán donde tenía amarrado el barco y donde cargó seis bultos que trasladó en varios viajes. Estas maniobras son la clave en la investigación desde el principio. La sospecha de que las pequeñas iban dentro de esos petates se confirmaba anoche con el hallazgo del cuerpo de la pequeña Olivia.
El buzo de la Guardia Civil y exjefe del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas Juan Ortega Machín ha asegurado este viernes que las labores de búsqueda de Olivia, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado este jueves, ha sido un trabajo "arduo, complejo y bastante metículoso" a causa de la profundidad a la que se encontraba.
En una entrevista en la Cadena COPE, recogida por Europa Press, Machín ha señalado que los buzos han utilizado un sónar barrido que "lo que hace es levantar un campo según la trazada". "Donde culmina la Guardia Civil comienza la labor de búsqueda del barco con un punto más o menos certero", ha explicado.
Machín también ha apuntado a la utilización de un manetómetro en la búsqueda, ya que los ecos de los metales revelan "con más claridad" lo que "no deberían estar ahí". Así, el buzo ha puesto en valor el trabajo de los técnicos que han interpretado los resultados del sónar y ha trasladado que se trabaja "de día y de noche" en la localización de Anna.
En esta línea, el especialista en operaciones subacuáticas de la Guardia Civil ha trasladado la complejidad de sacar el brazo mecánico a "más de mil metros de profundidad" para intentar recoger los objetos que fueron encontrados en la zona. Así, el buzo ha reconocido que el hallazgo de la botella y el edredón --teniendo en cuenta que aparecieron a mil metros de profundidad-- indicaban que el padre de las pequeñas, Tomás Gimeno, había tirado esos objetos por la borda.
Fue al ver llegar el buque oceanográfico a la zona cuando Machín intuyó que sus "compañeros tenían la finalidad de buscar de forma acertada en la zona", aunque se tuvo que guardar "prudencia por respeto a la familia". Con respecto a las labores de búsqueda de Anna, el buzo ha explicado que la preocupación no pasa por las corrientes porque a "esa profundidad está todo apelmazado" y ha señalado que "cualquier variación arriba" va a significar "metros abajo". Por el momento, las diligencias están declaradas secretas y en este momento se desconoce el paradero del padre de las niñas y de su hija Anna, de un año.