Beatriz no se va a callar ya nada sobre la figura de Tomás Gimeno, un ser que ha demostrado que ni quiere a sus padres ni a su nueva pareja, a la que ha dejado sin al menos una de sus nietas ni tampoco a su familia. La madre de las niñas de Tenerife, que siempre tuvo fe en encontrar a las niñas vivas, no solo va a cambiarlas el apellido para que no haya rastro de él sino que en boca de Joaquín Amills, que ha señalado que si Beatriz dejó a Tomas embarazada, lo hizo cansada de las infidelidades de este, que mantenía incluso una relación paralela.
Amills, muy emocionado en El Programa de Ana Rosa, ha destacado la personalidad narcisista de Tomás Gimeno, algo con lo que coinciden todos los expertos que le ven como un inmaduro que está acostumbrado a que todo le vaya como él quiere. Atractivo y con dinero, nunca pensó que Beatriz dijera basta, y le sustituyera por una persona mayor. El orgullo herido y la venganza es la explicación al terrible hecho que le ha convertido en parricida. Los primeros conatos de que Tomás Gimeno es violenta se confirman cuando pegó a la pareja de Beatriz en plena calle. Violencia vicaria en estado puro. Un plan pensado para hacer todo el daño posible a una madre, para vengarse por no ser ya el centro de su vida aunque no se comportara ni con Beatriz como el compañero que debía ser. Se entiende ahora más que el objetivo siempre fue que Beatriz continuara viviendo sin saber el destino de Tomás y las niñas aunque los investigadores siempre pensaron que los peores pronósticos iban a ser la resolución final de los hechos.
Beatriz conocía bien a Tomás, pero nunca pensó que pudiera hace daño a las niñas. Nunca tuvo esa sensación de alerta. Joaquín Amills cree ahora que para cerrar el círculo es necesario encontrar los cuerpos de Anna y de Tomás Gimeno para que no quede el resquicio de duda de que haya podido huir una vez cumplida su venganza, algo que descartan de forma categórica los investigadores convencidos de que mató a las niñas y se quitó la vida después lanzándose al mar con el cinturón de plomos de ocho kilos de peso.