Los guardias de criminalística analizan la escena. Sandra, de 39 años, ha sido tiroteada junto a su vehículo, al lado de su vivienda en la aldea de Carracido, en Cordeiro, una parroquia de Valga (Pontevedra). Las cámaras de Informativos Telecinco captan la imagen de los trabajos de recogida de pruebas, intentan averiguar cómo se produjo el crimen inspeccionando la trayectoria de los tiros.
Los disparos se han escuchado a las 8.15 de la mañana. Los vecinos al oír el estruendo no podían ni imaginarlo. Pero uno de ellos sí sabía lo que había ocurrido. Es el que ha llamado a los pequeños para que fueran a su casa cuando desconcertados, miraban a un lado y otro sin saber qué hacer. Los dos hijos de Sandra, de 4 y 7 años estaban con ella, dentro del coche, los iba a llevar al colegio, y han visto como su padre disparaba a su madre y a su tía Alba, de 28 años, cuando ha salido de la casa a auxiliar a su hermana, y a la madre, María Elena de 59, la abuela de los pequeños.
El coronel de la Guardia Civil, Simón Venzal, ha explicado que los niños “no han sufrido daño físico” pero han tenido que presenciar los terribles crímenes. Los psicólogos han aconsejado que vayan a vivir con un familiar. Irán con su abuelo. De momento han estado toda la mañana con los hijos del vecino “jugando” para distraerlos. El de 7 años está muy mal asegura la vecina que lo ha cuidado. El de 4 no parece que sea consciente de lo ocurrido.
Los guardias buscaban el arma del crimen en las inmediaciones. Un revólver que al última hora de la tarde hallaban en el río. José Luis, el presunto asesino no tiene licencia de armas. Después de huir y deshacerse del arma ha llamado a la guardia civil desde las inmediaciones de la casa de su madre, en Ames. La insistencia de la madre, creen los investigadores que ha terminado por convencerle de lo más conveniente. Ha sido explícito: “Acabo de matar a mi mujer, mi cuñada y mi suegra”. Allí lo han detenido. Por la tarde ha confesado y ha dicho dónde estaba en revólver.
Estaban separados desde hacía tiempo y en enero había llegado el divorcio. Hace poco ella se puso cámaras en la vivienda, según sus compañeros de trabajo porque la había amenazado y tenía miedo. Los familiares están conmocionados y no sabían que había malos tratos. Algunos vecinos apuntaban al carácter brusco José Luis Abet. Había estado casado, muy joven, tiene un hijo de 20 años de ese primer matrimonio y ya había tenido problemas. Pero no constan ninguna denuncia por malos tratos previas, ni órdenes de protección en vigor. Sandra no había puesto ninguna denuncia contra él. Trabajaba en una empresa de componentes técnicos. Su hermana Alba en un gabinete de logopedia y colaboraba con la asociación Aspace.