El Juzgado de Violencia sobre la Mujer Número 2 de Santa Cruz de Tenerife ha dictado un auto de sobreseimiento provisional del caso de las niñas Anna y Olivia hasta que no se localice a su presunto asesino, su padre, Tomás Gimeno. De los tres desaparecidos solo se encontró el cadáver de la pequeña Olivia.
El auto, firmado por la magistrada María de los Ángeles Zabala y hecho público este martes apunta que Gimeno fue "con total seguridad" el autor del asesinato y se descarta la intervención de terceras personas.
El atestado de la Guardia Civil concluye que Gimeno está "en paradero desconocido o desaparecido en el mar" por lo que procede dar por archivado el caso hasta que sea localizado dado que es el único imputado por la muerte de sus hijas.
Según el auto, la muerte de las niñas de uno y seis años respectivamente fue "violenta", compatible con asfixia mecánica por sofocación y edema agudo de pulmón y se produjo en la noche del 27 de abril, entre las 20.30 horas y las 21.00 horas, en su finca de Igueste de Candelaria.
El plan de asesinato de Gimeno arranca el día 26 cuando deja en la finca familiar de Guaza (Arona) su coche, un Alfa Romeo Giulia, con el pretexto de que va a pasar unos días allí y así lo puede utilizar con sus amigos.
Al día siguiente retira de dos cuentas bancarias diferentes un total de 2.700 euros e intenta hacer lo mismo a través de un banco online pero no lo consigue al no poder aportar el código postal.
Esa tarde acuerda con la madre de las niñas, Beatriz Zimmermann --que tenía la custodia de hecho-- que va a estar con ellas entre las 17.00 y las 21.00 horas por lo que acude a una escuela infantil situada en Radazul alto donde su hija mayor recibe clases de apoyo y trabaja su pareja.
Allí le entrega un estuche con cinta de embalar y le dice que no lo abra hasta las 23.00 horas pero su novia decide abrirlo a las 17.20 horas y encuentra 6.200 euros en billetes y una carta de despedida sin ninguna referencia a las niñas y con expresiones como "recuérdame por lo que era y no por lo que hice, porfi".
Según la jueza, la carta fue escrita antes de las 17.00 horas y tenía intención de que fuera leída después de las 23.00 horas, con el delito ya consumado.
Tras salir del centro escolar de Radazul se dirigió al domicilio de sus padres en Santa Cruz de Tenerife y posteriormente dejó a su hija mayor en clases de tenis para, posteriormente, ir a la marina y hacer pruebas de arranque con su barco lo que demuestra que quería cerciorarse de que iba funcionar.
Así, tras recoger a su hija del tenis volvió a casa de sus padres de visita y se despidió del padre de manera "inusual" y que a posteriori le sonó a despedida.
Desde allí partió en su coche y circuló a gran velocidad hasta llegar a la localidad de Las Caletillas, recorriendo 14 kilómetros en solo seis minutos a una velocidad no inferior a 140 kilómetros por hora.
Tomás Gimeno abandonó la vivienda en torno a las 21.00 horas y ya con las niñas fallecidas, a quienes envolvió en toallas, las introdujo en bolsas de basura y a su vez en maletas de deporte y las depositó en su coche.
Retiró posibles indicios del asesinato como la funda nórdica de su cama y partió hacia Santa Cruz de Tenerife con los cadáveres de sus hijas en su coche, paró unos minutos en la casa de sus padres, donde dejó a escondidas su perro, dos juegos de llaves del Alfa Romeo que estaba en la finca de Guaza y dos tarjetas de crédito con sus claves, y volvió a la casa de Igueste de Candelaria.
Allí cogió unos cuadros que presuntamente su padre le había pedido --así se lo contó a la madre de las niñas-- y la llamó diciéndole que iban a comer algo primero y que se las llevaría a su casa en Radazul.
Aunque se había comprometido con Beatriz Zimmermann a entregar a las niñas a las 21.00 horas marchó con su coche a la marina de Santa Cruz de Tenerife y cargó cuatro bultos en su embarcación, de nombre 'Esquilón', entre los que se encontraban las bolsas de deporte con sus hijas dentro.
Según lo que recogen las cámaras de seguridad del puerto uno de los bultos coincide con la bolsa de deporte marca 'Power padel' de color rojo localizada por el buque Ángeles Alvariño y otro con el 'maxi cosi' encontrado en el mar a la deriva.
Asimismo, otro bulto era muy similar a la bolsa de padel 'Kaitt' localizada por el Ángeles Alvariño y un cuarto era una bolsa de plástico convencional.
En torno a las 21.40 zarpó la embarcación y realizó dos paradas mientras se comunicó con la madre de las niñas diciéndole que no le iba a ver más ni a Anna y Olivia tampoco, incluso cuando se puso al teléfono un agente de la Guardia Civil.
En torno a las 22.30 horas y en una zona muy profunda arrojó las bolsas de deporte con los cuerpos de sus hijas amarradas a un ancla por medio de una cadena y un cabo.
Posteriormente volvió a llamar a Beatriz y le dijo que no podía permitir que las niñas crecieran sin su padre y ahí se pierde el rastro del móvil porque se queda sin batería.
Al volver al puerto se cruza con una embarcación de la Guardia Civil quien le propone una sanción dado que por el estado de alarma la movilidad estaba limitada hasta las 23.00 horas.
A los agentes les manifestó su intención de pasar la noche en el barco pero al no encontrar ningún cargador compatible en la oficina del vigilante del puerto salió con su coche a una gasolinera para comprar uno.
Poco antes de las 00.30 horas volvió a zarpar con su barco y realiza varias llamadas a Beatriz, a quien le dice que "estarían bien" con él porque tenía "mucho dinero para vivir" y que se iría "lejos" y no las volvería a ver.
Además, mandó mensajes de despedida a algunos amigos e incluso a uno de ellos le ofrece sus bienes materiales como el barco, un quad y su moto y su padre le dice que lo "sentía por él" pero que "por fin" estaría "bien" y como quería. El último mensaje lo remitió a las 02.27 horas.
El 10 de junio el buque Ángeles Alvariño localiza las dos bolsas de deporte, una rota y vacía y la otra con el cadáver de Olivia.
El de Anna nunca fue localizado pero se cree que estaba dentro de la bolsa roja y negra y la cremallera se rompió con lo que el cuerpo salió y quedó a merced de las mareas.
El cadáver de Tomás Gimeno tampoco ha sido localizado pero debió estar muy próximo a la zona donde se hallaron las botellas de aire comprimido pero cambió de posición por efecto de corrientes y mareas.