El hallazgo del cuerpo sin vida de Olivia la niña de seis años desaparecida hace mes y medio en Tenerife junto a su hermana Anna y su padre, ha cumplido los peores pronósticos sobre el paradero de las pequeñas tras más de 40 días de intensa búsqueda en Tenerife.
El cuerpo fue hallado a unos 1.000 metros de profundidad en el interior de una bolsa de deportes lastrada en el fondo del mar por un ancla. Junto con esta bolsa se encontró otra pero vacía. Ahora, el buque oceanográfico sigue rastreando la zona en la que se perdió por última vez el rastro del teléfono móvil de Tomás para tratar de encontrar el cuerpo de la pequeña Anna y de Tomás Gimeno.
Con este terrible descubrimiento, un ejemplo de una clara violencia vicaria, los investigadores han confirmado la hipótesis principal que manejaban desde un primer momento, a pesar de la esperanza de Beatriz, la madre, de que se tratase de una fuga y no de un asesinato: Tomás lastró a sus hijas al fondo del mar.
Según la reconstrucción de los investigadores, Tomás Gimeno preparó varios lastres para lanzar al fondo del mar a sus hijas y después a él. Los lastro, creen, entre las 21:30 a las 23:30, hora donde regresó a puerto, según lo sitúan las llamadas que la madre de las pequeñas realizó la noche de la desaparición y ya no llevaba los petates.
Tras ello se quedó sin batería, y una patrulla de Servicio Marítimo le paró por estar saltándose el toque de queda, pero no encontró nada en el registro, porque los bultos ya los había lastrado. Tras cargar su teléfono, volvió a un punto muy próximo al de su primera salida. A la 1:30 Beatriz, la madre de Anna y Olivia, le volvió a llamar, y esta vez sí que estuvo hablando con ella en una conversación en la que él aseguró que se iba lejos con las pequeñas.
La venganza machista de Tomás Gimeno fue un parricidio planificado. El padre de las pequeñas dejó su barca a la deriva, para que su exmujer pensara que se había fugado y nunca supiera lo que ocurrió con sus hijas. Los investigadores sospecharon desde el primer momento que la barca vacía era una escenificación cruel y despiadada.
Escapar de la irla sin ser visto con las dos pequeñas era una cosa inviable, pero él quería planificarlo así para que todo el mundo lo pensara, en una simulación. La madre de las pequeñas, en un intento desesperado por mantener la esperanza, intentaba pensar que hasta eso era un montaje, una escenografía para huir con ellas, pero la dura y triste realidad ya se ha confirmado.
Sobre el asesinato de las menores, los investigadores creen que Gimeno asfixió a sus hijas y las introdujo en los petates que luego transportó al puerto y a su lancha. De hecho, tras volver a la casa de sus padres, ese 27 de abril, nadie volvió a ver con vida a las pequeñas.
Tras cometer su macabro crimen, la Guardia Civil cree que Tomás se lastró al mar con los 8 kilos de plomo y eso explicaría que su móvil se apagara súbitamente en el mar. La búsqueda continúa sin tregua porque falta el cuerpo de la pequeña Anna de un año. Y cerca estará el de Tomás.