Las dos bolsas halladas hoy en la zona donde se buscaban a las dos niñas de Tenerife han dado un giro dramático al caso. Tras confirmarse que el cuerpo que contenía una de ellas corresponde a Olivia, la mayor de las hermanas, toma cuerpo la hipótesis de los investigadores que apuntaban a que Tomás Gimeno se lastró con el cinturón de plomo para hundirse con mayor rapidez.
Todo apuntaba en esa dirección tras encontrarse este lunes una botella de buceo con una funda nórdica atada por un extremo. Tras confirmarse que estos objetos pertenecen al padre de las menores, Tomás Gimeno, los investigadores creen que se utilizaron para lastrar bultos.
Los investigadores ya saben que Tomás usó el ancla desaparecida de su lancha recreativa para lastrar y hundir los cuerpos de sus dos hijas tras meterlas en dos bolsas de deportes tipo petates.
Especialistas en geolocalización como la llevada a cabo por el buque Ángeles Alvariño creen que el sonar de barrido lateral tendrá problemas para localizar el cuerpo de Tomás Gimeno en el fondo del mar y a más de mil metros de la superficie.
Aseguran que esta tecnología es incapaz de rastrear un cuerpo humano cuya composición es en un 70 por ciento agua por lo que absorberá las ondas sin reflejarlas. Tampoco ayudará mucho el uso del cinturón de plomo.
Para estos expertos, la única posibilidad es que el robot con cámaras de ultra alta definición puedan dar con su cuerpo en lo que consideran un golpe de suerte. Por ello creen que lo más probable es que jamás se encuentre el cadáver de Tomás Gimeno.
Según la reconstrucción de los investigadores, Tomás Gimeno preparó varios lastres para lanzar al fondo del mar y después a él. El primer lastre entre las 21:30 a las 23:30, hora donde regresó a puerto, según lo sitúan las llamadas que la madre de las pequeñas realizó la noche de la desaparición.
Tras ello se quedó sin batería, y una patrulla de Servicio Marítimo le paró por estar saltándose el toque de queda, pero no encontró nada en el registro, porque los bultos ya los había cargado. Tras cargar su teléfono, volvió a un punto muy próximo al de su primera salida. A la 1:30 Beatriz, la madre de Anna y Olivia, le volvió a llamar, y esta vez sí que estuvo hablando con ella en una conversación en la que él aseguró que se iba lejos con las pequeñas.
Por último, la Guardia Civil cree que Tomás se lastró al mar con los 8 kilos de plomo y eso explicaría que su móvil se apagara súbitamente en el mar.
La botella, que suele pesar entre 12 y 16 kilos, está siendo analizada para saber si Tomás Gimeno la recargó más para que tuviera más peso para lastrar, aunque después de llevar un mes hundida en el mar esta habría perdido parte del oxígeno que lleva. Por otro lado, desde criminalística están analizando la funda nórdica en busca de cualquier tipo de resto que indique que estuvo en contacto con las niñas.
Beatriz, la madre de Anna y Olivia, tras el hallazgo la botella de buceo y el edredón encontrados en el fondo del mar y pertenecientes al padre de las niñas, que desapareció con ellas el 27 de abril, insiste en que es "todo un teatro" para enmascarar una fuga, que es lo que está convencida de que se ha producido.
En un audio al que ha tenido acceso Efe, Beatriz señala que lejos de estar derrumbada por este hallazgo del buque oceanográfico Ángeles Alvariño, que rastrea las costas de Tenerife, está cada día más positiva porque considera que si hubiera algo más se encontraría por la misma zona en la que fueron hallados estos objetos.
"Todo esto es un escenario", insiste Beatriz, que recuerda que es igual que la silla infantil de coche hallada el primer día de búsqueda en la cercanía de la lancha perteneciente a su expareja y en la que fue visto por última vez.
Para Beatriz, "nada tiene sentido" y afirma que le parece "muy loco subir al barco, bajar, bolsas para arriba y para abajo o cargar el móvil", en referencia a los últimos movimientos constatados que hizo Tomás G. la noche del 27 de abril cuando no le devolvió las niñas a Beatriz, tal y como estaba pactado.