Normalmente, a la hora de reciclar, tendemos a aplastar a los envases. Se puede hacer con las botellas de plástico, pero no con los envases de aluminio, ya que puede dificultar su reciclaje.
Matt Meenan, director de asuntos públicos de Aluminum Association, ha explicado que cuando las latas llegan aplastadas a la cadena de reciclaje, es más difícil clasificarlas y pueden contaminar otros materiales reciclables. Las latas aplastadas pueden ser clasificadas como papel, por ejemplo.
Reciclar aluminio es de suma importancia, puesto que producir este material a partir de chatarra provoca un ahorro del 95% de la energía que se utilizaría para producir a partir del mineral virgen. “Cuando recolectamos el material, tiene hasta un 25% de contaminación, pero para cuando lo vendemos debe tener menos del uno por ciento”, ha comentado Susan Robinson, directora de sustentabilidad y política de Waste Management, que opera 100 instalaciones de clasificación de reciclaje en América del Norte, tal y como recoge 'TecReview'.
Día Internacional del ReciclajeTres de cada cuatro botellas de vidrio que consumimos llegan a una planta de reciclaje. Se retiran tapones y chapas y después se separa todo lo que no debería estar en el contenedor verde. Cuando el vidrio está limpio, se tritura.
Casi 900.000 toneladas se reciclaron el año pasado: un 9% más que en 2017. Con esa cantidad se evitó extraer las materias primas equivalentes a 107 veces el peso de la Torre Eiffel; nos ahorramos las emisiones de CO2 que dejan 127 vueltas al mundo en avión; y la energía que consumen en 3 meses los hospitales de España.
Donde más se recicla es en Baleares, con 30 kilos de vidrio por habitante. Le siguen de cerca País Vasco, La Rioja y Navarra. Donde menos es en Andalucía y Extremadura, con solo 7 kilos por persona.