Antonia y Antonio nunca se separaron. Tampoco cuando ella cerró los ojos para siempre. En ese momento, también encontró la mano de su marido, con el que llevaba más de 50 años. Su amor logró conmover a los sanitarios, que no permitieron que el coronavirus les separase.
Los dos ancianos, contagiados de COVID-19 -un virus que ya se ha cobrado más de 15 000 vidas solo en España- ingresaron en el Hospital Mesa de Castillo de Murcia. Allí, pidieron que sus camas estuviesen juntas para darse la mano. Y, los profesionales del centro no les negaron su petición.
Se unieron, también físicamente. Se cuidaron, a la vez que su historia reconfortaba y daba fuerza a quienes se juegan la vida por salvarles, a los que están en primera línea. Antonia y Antonio consiguieron que el amor también se trasmitiese.
Pero, como ha ya ocurrido con otras 90 personas en Murcia donde 1 383 han dado positivo en coronavirus, Antonia sucumbió a la enfermedad. Es otra víctima más de un virus que ataca sin piedad, especialmente, a los más vulnerables.
La mujer, que dio lugar a esta historia, falleció el viernes, según publica 'La Opinión de Murcia'. Antonio continúa recuperándose en el hospital. Días antes, conscientes de que el apoyo de aquellos que te quieren también es importante, los médicos del hospital aplaudían el gesto de los ancianos y lo daban a conocer en las redes sociales, donde miles de personas transmitían su fuerza y cariño para los dos enfermos y para los sanitarios que cada día, además de curarles, les cuidan.
"Antonia y Antonio llevan casados más de cincuenta años, ambos tienen COVID-19. Nos pidieron que les juntáramos las camas para poder darse la mano. Cuidan el uno del otro y nos reconfortan mientras hacemos nuestro trabajo. Hoy nuestro aplauso va para ellos", publicaron junto a la foto de sus manos entrelazadas.
Su historia emerge en momentos en los que muchas personas no están pudiendo despedirse de sus seres queridos en los últimos momentos. Ni siquiera cuando estos son enterrados, lo que hace (si cabe) aún más duro el duelo.
Enterramos en soledad a muchas de las personas de una generación que trabajó y luchó por todo lo que tenemos ahora, que no nos abandonó, que contribuyeron con su esfuerzo diario a construir una Sanidad fuerte que hoy, a pesar del tesón, no puede salvar a todos.
Las cifras son desoladoras. Así, aunque el sábado se confirmó por tercer día consecutivo el descenso de personas que han perdido la vida por el COVID-19, contabilizaron 605 fallecidos por la enfermedad en solo 24 horas, de un total de 15 843 desde que la pandemia tocase tierra en nuestro país.
Por otro lado, el trabajo titánico de los médicos también ha logrado cifras positivas, las de los curados: un total de 55 668 de los 157 0222 casos positivos registrados.
Los curados también son ancianos, que no pierden la esperanza y nos dan ánimos al resto. Como Carmen, que a pesar de haber estado “muy, muy malita”, confía en la mejora de los demás: “Se van a curar como me he curado yo”. O, José Manuel, Feliciana... Nombres, entre muchos otros. Personas que siguen luchando, construyendo y dándonos cada día una lección de vida.
También Fernando y Mercedes, de 82 y 74 años, se han curado del COVID-19 y han logrado animar a su barrio de Córdoba, donde llevan viviendo toda su vida de pareja. Llegaron en ambulancia a su casa tras dos semanas ingresados en el hospital por la enfermedad y, desde el confinamiento, sus vecinos se asomaron al balcón para celebrar su alta.