El cumplimiento de las medidas de aislamiento es esencial para parar la curva de contagios. Bien lo saben en las residencias de ancianos, que están siendo duramente golpeadas en esta crisis. Por ello, para evitar contagios entre los mayores, que son los que más sufren la enfermedad, los trabajadores de una residencia en Vizcaya han optado por encerrarse con ellos.
Un gesto de solidaridad que permitirá reducir el riesgo de que surja un brote en este centro de Guernica y que permite a los cuidadores quedarse con su otra familia que en estos momentos les necesita más que nunca.
Algo que sin embargo no puede hacer Idoia, que permanece en casa con su marido. Completamente aislada en una habitación, esta trabajadora dio positivo junto con otros 20 compañeros de la residencia donde trabaja en Gipúzcoa. En su centro, 4 ancianos han fallecido.
Con todas las precauciones del mundo, su marido le lava la ropa aparte a una temperatura superior a 60 grados. Además, le prepara la comida todos los días, pero en ningún momento entra en contacto con ella para evitar el contagio. Ni siquiera el gato de esta pareja puede entrar a ver a su dueña y se conforma con caricias a través de un cristal.