Angelina Friedman se ha especializado en sus 102 años de vida en sortear pandemias. La primera, la gripe española de 1918 le pilló siendo una bebé en pleno viaje en paquebote desde el viejo continente hasta Nueva York y logró esquivarla. Ahora, la covid-19 le ha perseguido en la residencia de ancianos en la que vive en Nueva York pero dos pruebas PCR realizadas en marzo y ahora en noviembre han descartado que la haya contraído.
Su hija Joanne Merola, la describe como "una mujer invencible" tras superar un primer episodio de agravamiento de su salud en marzo que le llevó a pasar una semana ingresada en un hospital. Con fiebre y debilidad extrema, Angelina logró recuperarse tras permanecer aislada en su habitación.
Según cuenta CNN, a finales de octubre la salud de Angelina volvió a verse comprometida en la residencia. Gran parte del personal y de los residentes habían caído enfermos. O era gripe o era covid. La analítica descartó la segundo así que suponen que fue lo primero lo que le hizo enfermar.
Angelina lleva una vida apacible tejiendo y elaborando regalos para los visitantes en el Centro de Enfermería y Terapia Restaurativa de North Westchester, donde reside. Los años le han limitado su capacidad auditiva y también la vista, pero celebra cada cumpleaños con la misma alegría y vitalidad que hace décadas.
Su vida es un relato de superaciones a pesar de las zancadillas del destino. Su madre la trajo al mundo en mitad del océano en su viaje desde Italia, pero falleció en el parto. Se quedó al cuidado de sus dos hermanas hasta que llegaron a Nueva York y pudieron reencontrarse con su padre que había partido meses antes.
Madre de 11 hijos, Joanne es la última superviviente de esta familia que también tuvo que vérselas contra el cáncer, el mismo que terminó con la vida de su marido.