La mayoría de mujeres embarazadas creen que tomar paracetamol no implica ningún riesgo para su estado, pero un estudio reciente publicado en JAMA Psychiatry sugiere que el consumo de este medicamento común puede causar daños en el feto.
Investigaciones previas habían sugerido un posible vínculo entre la toma de paracetamol durante el embarazo y un mayor riesgo de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y trastorno del espectro autista (TEA) en sus hijos, pero sin llegar a conclusiones sólidas. Sin embargo, para este nuevo estudio se analizaron a casi 1.000 madres y niños entre 1998 y 2018 con el objetivo de detectar biomarcadores de paracetamol en la sangre del cordón umbilical de la madre. Asimismo, se observó a los niños que fueron diagnosticados con TDAH, TEA, ambos o ninguno.
Los resultados concluyeron que un tercio de los niños se desarrollaba con normalidad, tanto en el plano intelectual como en el cognitivo. Uno de cada cuatro padecía TDAH, aproximadamente uno de cada siete tenía TEA y uno de cada 25 sufría ambos. Tres de cada diez tenían otras discapacidades en su desarrollo. Hay que subrayar que los niños con TDAH tienen dificultades para prestar atención y autocontrolarse, mientras que los diagnosticados con TEA tienen dificultades para hacer contacto visual y comunicarse.
Si bien el estudio sugiere que los niños tienen casi el doble de probabilidades de sufrir algún tipo de discapacidad en su desarrollo si la madre ha tomado paracetamol, tampoco hay forma de saber por cuánto tiempo estuvo expuesto el feto al medicamento.
La realidad es que más del 65 por ciento de las mujeres en Estados Unidos y el 50 por ciento en Europa consumen paracetamol durante el embarazo para tratar el dolor o la fiebre. El doctor Andres Hennan, profesor de obstetricia en el King's College de Londres, aporta algo de tranquilidad: "El paracetamol está recomendado para usar en el embarazo". "Este tipo de estudio no controlado no implica que su uso provoque autismo, ya que la razón para tomar paracetamol puede ser el problema, en lugar del medicamento en sí mismo", explica.
Pese a todo, conviene seguir siempre la regla de no tomar ningún medicamento durante las doce primeras semanas de embarazo.