La Audiencia de Barcelona ha proseguido este martes celebrando el juicio contra el hombre que está acusado de asesinar con alevosía y ensañamiento a su expareja sentimental en la localidad de Terrassa, en agosto de 2018, y de enterrar posteriormente el cadáver en el jardín de la vivienda.
El autor confeso del crimen, en prisión sin fianza desde junio de 2019, cuando los Mossos d'Esquadra hallaron el cuerpo de la víctima, ha admitido ante el tribunal haber matado a la mujer sobre las doce del mediodía en el lavabo del piso que ambos seguían compartiendo pese a no mantener ya una relación de pareja.
El acusado, quien tan solo ha respondido a las preguntas planteadas por su defensa, ha manifestado que, a pesar de que ya no eran pareja, se iban juntos de vacaciones. También ha señalado que en esa época tuvieron problemas de convivencia y alguna discusión "se había desbordado" y ella había roto muebles de la casa.
"No fue rabia ni odio. Fue un momento de desesperación, porque no sabía qué hacer, en el que sentía que mi vida no valía nada, que era un apéndice de una mente enferma. Me desesperé y la pegué con lo primero que encontré", ha reconocido. Y lo primero que tuvo a mano fue un hacha que había en la puerta del lavabo, el cual estaba en el jardín. Ha explicado que le dio "bastantes" golpes, aunque ha dicho no ser consciente de ello hasta que cayó inconsciente, y ha asegurado que no siguió agrediéndola cuando ya estaba en el suelo. También ha insistido en que escondió el cadáver "por miedo".
El procesado ha explicado que el "detonante" de estos hechos tuvo lugar un semana antes, cuando ella, tras pasar unos días en un camping, volvió "inexplicablemente nerviosa" y le comenzó a "alterar mucho".
Ha relatado que, desde unos seis meses antes del asesinato, la relación entre ambos se había vuelto más difícil y que, incluso, en alguna ocasión ella le agredió: "Me tiró del cabello y me pegó. Me utilizaba de cabeza de turco para desfogarse conmigo".
En su declaración ante el jurado popular, ha añadido que la víctima tenía un trastorno de personalidad y tomaba medicación para esta enfermedad, extremo que ha corroborado la madre de la mujer asesinada. Tras el crimen y para no levantar sospechas, el acusado acudió a la Policía para denunciar la desaparición de la mujer, una denuncia que presentó junto a la progenitora de la víctima.
Este martes también ha tenido lugar la declaración del hermano de la mujer, quien ha afirmado que tuvo que "insistir para poder coger el teléfono, el ordenador y el coche" de la víctima, que tenía el acusado en casa, para entregarlos a los agentes con el fin de buscar pistas de dónde estaba.
El fiscal solicita para el presunto asesino 24 años de prisión, así como la medida de seguridad de libertad vigilada por 10 años. En las cuestiones previas del juicio, el abogado del acusado alegó que el hombre había tenido un "arrebato", por lo que pide 10 años por un delito de homicidio imprudente.