La pandemia ha cambiado nuestra forma de conducir. Primero el confinamiento estricto de marzo vació las carreteras de conductores y redujo a niveles mínimos los accidentes de tráfico. Ahora, con el toque de queda, los conductores pisan el acelerador para llegar a casa antes de que entre en vigor y sortear así un control y una multa segura.
La obligación de permanecer en nuestros domicilios entre las 23:00 y las 06:00 ha modificado la hora punta en las carreteras españolas. Numerosos controles distribuidos de forma aleatoria por las fuerzas de seguridad vigilan el cumplimiento de esta restricción. Como consecuencia, los conductores que apuran hasta los últimos minutos para tomarse una cerveza o disfrutar de una terraza pisan el acelerador más de la cuenta lo que ocasiona un aumento de los accidentes de tráfico justo antes de las once de la noche.
El caso de Galicia es aún más singular ya que en esta comunidad autónoma, el toque de queda comienza una hora antes que en el resto de país, a las 22:00 horas. Por ello, las carreteras de entrada y salida de las principales capitales gallegas se llenan de coches en los minutos previos.
Los responsables de tráfico han notado que ahora la vuelta a casa ya no es escalonada y más coches concentrados en menos tiempo disparan los posibles problemas. Horarios hasta ahora impensables para generalizar los controles y evitar accidentes.