Escena surrealista vivida durante un juicio en Burgos donde un abogado, en plena tercera ola de la pandemia de coronavirus, con España superando los 3 millones de contagios y las 63.000 muertes por covid-19, se negaba a ponerse la mascarilla.
Su postura, irresponsable y contra la opinión de múltiples autoridades sanitarias internacionales, dio lugar a una tensa conversación con el presidente del Tribunal.
“Yo estoy exento porque me perjudica la salud, y tengo aquí el justificante”, defendía el implicado, mientras el presidente de la sala replicaba ¿Pero eso quién lo dice? A lo que seguía una respuesta vaga: “La ley”.
El letrado, para más inri, lo que hizo fue presentar un escrito firmado por él mismo en el que solicitaba no ponérsela, asegurando que tenía evidencias científicas de que “su uso es perjudicial para todos”.
Como es lógico, y como ordenan los protocolos sanitarios de prevención del contagio y control de la transmisión del virus, el presidente de la sala rebatió sus argumentos recordándole la dramática cifra de muertos.
“Yo creo, señor letrado, que la situación es suficientemente grave como para que usted se avenga a razones y, si quiere intervenir en este acto, haga el favor de ponerse la mascarilla”.
Viendo su postura, negacionista, e intentando reconducir la situación, llegaron incluso a ofrecerle una pantalla de plástico que tenían en la sala, “para que no le agobie tanto”. El abogado la aceptó, pero no consiguió montarla y, finalmente, acabó pidiendo una mascarilla quirúrgica…