La historia de Sanz-Briz, el 'ángel de Budapest' que salvó a 5.000 judíos del holocausto nazi
El diplomático español Ángel Sanz-Briz fue una figura clave que salvó a miles de judíos húngaros que iban a acabar en Auschwitz
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Este lunes 27 de enero se ha celebrado el 80 aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau, en Polonia. Ángel Sánz-Briz, un diplomático español, salvó a miles de judíos húngaros que iban a acabar en ese campo de exterminio.
Este diplomático destinado en Budapest se dedicó a conceder salvoconductos y alquilar casas para burlar a los nazis. Se calcula que salvó a más de 5.000 personas. Su hija, recuerda su historia.
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"Mi padre era un chico joven y se puso a salvar vidas humanas", cuenta. Ella solo tenía un año cuando su padre decidió cambiar el destino de miles de judíos. "Llegó a ir a las estaciones donde estaban cargando judíos y preguntaba si alguien tenía que ver con España", recuerda.
Un antiguo decreto de los años 20
A los que salían los salvaba. Ángel Sanz-Briz trabajaba en la embajada española de Hungría cuando, con la invasión alemana, comenzó la persecución. "Empezaron a coger gente y a hacer horrores en los campos de concentración", añade Adela.
Para evitarlo, Sanz-Briz decidió otorgar la ciudadanía española a los judíos serfadíes. Su estrategia se basaba en un antiguo decreto de los años 20. "Decía que eran españoles, que había una ley antigua que decía que los sefarditas podían ser españoles", señala la hija del diplomático.
Alquiló pisos en Budapest
Sin embargo, esa ley ya no estaba vigente, pero las autoridades lo ignoraban y permitieron que 300 personas adquirieran el pasaporte español. Sin embargo, la cifra no bastaba para Ángel, que sumó letras a los números para salvar a 5.000 personas.
La mayoría ni siquiera tenía vínculos con España. "Mi padre alquiló varios pisos en Budapest y ahí los tenía viviendo y llevándoles medicinas y comida". Indicó que esas viviendas pertenecían a la delegación española. Los judíos no podían salir, pero tampoco nadie podían entrar para deportarlos. Es solo un pedazo de la historia del "ángel de Budapest", como lo recuerda su hija.
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