El trágico testimonio de Ainara y Nuria tras la salida de su maltratador de prisión: "La libertad que le han dado a él nos la han quitado a nosotras"

Tras más de una década de violencia, Ainara y su hija Nuria han vuelto a revivir la pesadilla. El hombre que las maltrató durante años ha salido recientemente de prisión después de cumplir quince meses de condena, y ambas aseguran sentirse desprotegidas. En 'Vamos a ver', Ainara ha relatado el infierno que sufrió junto a sus hijos y cómo la justicia, a su parecer, no les ha ofrecido la protección necesaria.

Ainara ha descrito uno de los episodios más violentos que vivió con su expareja. "Ese día estaba en casa, me dijo de hablar, yo le dije que no porque no quería discutir y me fui. Allí, de manera sorpresiva, me agarró de la coleta y me dijo: 'Tú todavía no me conoces, te voy a matar'. Me empezó a dar puñetazos en la cara, sobre todo en los ojos y en la nariz, hasta que perdí el conocimiento", ha declarado.

En ese momento, Nuria, su hija, escuchó los gritos y acudió para intentar separarlos, pero también fue brutalmente agredida. "Me dio una lluvia de puñetazos, me acuchilló en el cuello y en la cabeza. Ahí ya perdí el conocimiento también", ha añadido.

La justicia y una libertad sin aviso

El agresor fue condenado a siete años y nueve meses de prisión por múltiples delitos de maltrato, pero tras cumplir únicamente quince meses, ha sido puesto en libertad. Ainara ha explicado que ni ella ni su hija fueron informadas de su salida. "Nosotras no queríamos dinero, queríamos que estuviera en prisión, porque cada día allí era un día tranquilas", ha asegurado.

Según han relatado, las medidas cautelares impuestas incluyen la prohibición de residir en Pamplona o la Comarca, la obligación de no cometer delitos durante los próximos cinco años, trabajos a la comunidad y el pago de indemnizaciones; más de seis mil euros a su esposa, dieciocho mil a su hija y otros seis mil a su hijo. Sin embargo, para Ainara estas medidas no son suficientes.

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Ainara ha reconocido lo difícil que le resultó salir de esa relación, marcada por el maltrato físico y psicológico desde 2009. "Por caridad, porque no tenía recursos, le volvía a llamar. Tenía problemas de alcohol y ludopatía, y me decía que iba a cambiar. Al final, ha sido una persona que ha estado en mi vida y no puedes dejarle ahí", ha explicado, describiendo cómo se sintió atrapada en un vínculo tóxico.

Además, ha destacado que ahora viven en un estado constante de alerta, llevando siempre spray de pimienta por si llegaran a cruzarse con él. "La libertad que le han dado a él nos la han quitado a nosotras", ha sentenciado Ainara.

Un miedo constante

Desde que salió de prisión el pasado 23 de diciembre, ni Ainara ni su hija han sabido nada de su paradero. Este desconocimiento, unido a la ausencia de medidas de control como una pulsera telemática, ha provocado que vivan con un miedo constante.