Las desapariciones y los sucesos trágicos suceden durante todo el año, incluyendo fechas tan emotivas como puede ser el día de Navidad, lo que aumenta su complejidad. Y es que este miércoles, 25 de diciembre, se cumplen seis años del caso de María Dolores Sandoval Ruiz, una mujer de Cartagena (Región de Murcia) que fue asesinada y descuartizada en 2018 por el que entonces era su pareja sentimental, Agustín S. M., y cuyos restos mortales no pudieron ser localizados. SOS Desaparecidos, de hecho, sigue manteniendo una alerta de búsqueda activa en su página web.

Agustín S. M. fue condenado en marzo de 2022 a 15 años y cinco meses de cárcel por la desaparición y muerte de Lola, como era conocida la mujer. Él siempre negó haber asesinado a su pareja. Nunca lo ha confesado. Siempre dijo que se la encontró muerta y que decidió descuartizarla y deshacerse de ella para que no le culparan. Pero los agentes no dudaron en ningún momento de su autoría.

El hombre incurrió en contradicciones y ofreció varias versiones diferentes, se mostró evasivo y luego errático durante la investigación, se hallaron restos de sangre en la almohada de la víctima, quedó probado el descuartizamiento y el ocultamiento del cuerpo, así como de los instrumentos utilizados, y se determinó que los hechos se produjeron en un contexto de violencia de género también acreditado. A pesar de no encontrarse el cadáver, Agustín S. M. fue sentenciado por un jurado popular a través de la prueba indiciaria (serie de indicios).

María Dolores Sandoval Ruiz, conocida como Lola Sandoval, tenía 54 años y era madre de tres hijos. La mujer conoció a Agustín S. M., de 56 años, cuando ambos acudieron a un centro contra la adicción al alcohol, según recogió 'La Opinión de Murcia'. El hombre, entonces, comenzó a convivir con la ciezana en el cartagenero barrio Peral a partir del 2016. Y comenzó el calvario. Según informó 'La Verdad', tal y como revelaron las pesquisas a posteriori, Lola fue aislada paulatinamente de su familia, Agustín "la denostaba, ponía dificultades para salir y obstaculizaba sus relaciones con otras personas". Les solían ver discutir en público y la situación se prolongó hasta el 25 de diciembre de 2018, el día de Navidad, cuando la mujer desapareció repentinamente.

Los días comenzaron a pasar y los familiares de Lola comenzaron a preocuparse por su paradero. A todos ellos les llamó la atención el desinterés y la frialdad de Agustín cuando le preguntaban. Uno de los seis hermanos de María Dolores se decidió a interponer una denuncia en enero de 2019, la cual dio paso a la investigación que terminaría con el sospechoso encarcelado. Los agentes comenzaron a indagar y les resultó extraño que la pareja de la desaparecida no tuviera claro dónde estaba. Agustín mantuvo esta versión durante meses, hasta que decidió cambiar su versión, cuando dijo que encontró a Lola ya fallecida en la vivienda y decidió deshacerse del cadáver. Una versión que no convenció a los agentes.

Poco después, se encontraron indicios suficientes para incriminar formalmente a Agustín. Las autoridades destacan que el hombre puso todos los obstáculos posibles en su investigación. "Él nos dijo que nunca nos diría dónde está el cuerpo", explicó uno de los funcionarios a 'La Verdad'. "Tengo claro que la mató y que nunca la encontraremos porque él sabe la responsabilidad en la que incurre", agregó el mismo efectivo.

Las autoridades detuvieron a Agustín y le acusaron de la muerte de Lola. Una vez llegó el juicio en 2022, el hombre volvió a admitir que descuartizó el cuerpo de la mujer con un serrucho mecánico y un cuchillo normal de cocina. Luego, tal y como determinaron las autoridades, introdujo cada una de las secciones en dos sacos de basura y los colocó en el congelador de su vivienda, para más tarde, en fecha indeterminada (pudieron ser meses), deshacerse de los mismos tirándolos a dos contenedores de basura.

Todas las pruebas recabadas, como las muestras de sangre, así como la serie de indicios hallados, todo ello complementado además por la irrazonabilidad de la versión ofrecida como coartada del acusado para justificar su decisión de optar por descuartizar a su compañera y conviviente tras hallarla muerta en lugar de pedir ayuda, llevaron al jurado de la Audiencia Provincial a dictar sentencia en marzo de 2022 (una pena confirmada por el TSJMU en junio de 2022 y por el Tribunal Supremo en 2023, como informó 'Europa Press'); Agustín fue declarado culpable de un delito de homicidio con la agravante de parentesco y un delito de profanación de cadáver, por lo que le condenaron a 15 años y cinco meses de cárcel. Además, se le ordenó indemnizar a cada uno los tres hijos de la víctima con 105.000 euros y con 17.000 euros a cada uno de sus seis hermanos.

Cabe destacar que el jurado popular que estudió el caso escuchó las confesiones de la exesposa del procesado, que explicó a las autoridades que se separó de él al haber sido víctima de malos tratos. Lola no pudo escapar y fue víctima del criminal. Desde aquel juicio de 2022, no hay información respecto a si su familia pudo encontrar los restos mortales de su ser querido y darle un último adiós en la más estricta intimidad.

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