Un nuevo récord se ha establecido para los niveles de gases invernadero alcanzado en 2023 y podrá derivar en un aumento de temperaturas durante muchos años en el planeta, según ha advertido la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Por su parte, el dióxido de carbono (CO2) se ha acumulado en la atmósfera a un nivel nunca visto en la historia de la humanidad. De hecho, en tan solo dos décadas ha aumentando más del 10%. Durante 2023, los grandes incendios de vegetación y una posible reducción de la absorción de carbono por parte de los bosques, combinadas con las persistentemente altas emisiones de CO2 de los combustibles fósiles procedentes de las actividades humanas e industriales, podrían impulsar al aumento, según el Boletín anual de la OMM.
En 2023, la concentración media mundial de CO2 en la superficie alcanzó las 420,0 partes por millón (ppm), la de metano las 1 934 partes por billón y la de óxido nitroso las 336,9 partes por billón (ppb). Estos valores representan el 151%, el 265% y el 125% de los niveles preindustriales (antes de 1750), según se indica. Estos valores se calculan sobre la base de las observaciones a largo plazo dentro de la red de estaciones de vigilancia de la Vigilancia de la Atmósfera Global.
Según un comunicado de la Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo, ha asegurado que todavía queda mucho camino para "cumplir el objetivo del Acuerdo de París". Este plan tiene como fin "limitar el calentamiento global muy por debajo de los 2ºC y aspirar a un aumento de 1,5ºC por encima de los niveles preindustriales". A su vez, incide en que este nuevo récord "debería hacer sonar las alarmas entre los responsables de la toma de decisiones".
A su vez, asegura la consecuencia del aumento de temperatura: "Tiene un impacto real en nuestras vidas y en nuestro planeta".
El aumento de CO2 en la atmósfera en 2023 fue mayor que el de 2022, aunque menor que el de los tres años anteriores. Durante ese tiempo, el nivel de CO2 ha aumentado un 11,4 % (42,9 ppm) por encima del nivel de 377,1 ppm registrado en 2004 por la red de estaciones de vigilancia de la Vigilancia de la Atmósfera Global de la OMM.
Por su parte, según el análisis de los datos de los gases de efecto invernadero, muestra que poco menos de la mitad de las emisiones de CO2 permanecen en la atmósfera. Un poco más de una cuarta parte es absorbida por el océano y algo menos del 30 % por los ecosistemas terrestres, aunque existe una considerable variabilidad de un año a otro debido a fenómenos naturales como El Niño y La Niña.
Durante los años de El Niño, los niveles de gases de efecto invernadero tienden a aumentar porque la vegetación más seca y los incendios forestales reducen la eficiencia de los sumideros de carbono terrestres.
Por otra parte, mientras prosigan las emisiones, los gases de efecto invernadero seguirán acumulándose en la atmósfera. Esto derivará en un aumento de la temperatura global.
La última vez que la Tierra experimentó una concentración comparable de CO2 fue hace entre 3 y 5 millones de años, cuando la temperatura era entre 2 y 3 °C más cálida y el nivel del mar era entre 10 y 20 metros más alto que ahora.
El gas de efecto invernadero más importante en la atmósfera es el CO2. De hecho, representa aproximadamente el 64% del efecto de calentamiento sobre el clima, debido a la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento.
Por un lado, el aumento de este gas se debe a la quema de combustibles fósiles. No obstante, existen variaciones de un año a otro debido a El Niño-Oscilación del Sur, que afecta la absorción fotosintética de CO2, la liberación respiratoria y los incendios.
Durante 2023, las emisiones globales de carbono por incendios fueron un 16% superiores a la media, la séptima entre todas las temporadas de incendios desde 2003. Entre los peores registros, se encuentran Canadá y Australia, que vivieron su peor periodo de incendios y meses secos en 2023.
A su vez, el metano se considera un potente gas de efecto invernadero que permanece en la atmósfera durante aproximadamente una década. El metano representa alrededor del 16% del efecto de calentamiento de los gases de efecto invernadero de larga duración.
Por su parte, el el 40% del metano se emite a la atmósfera por fuentes naturales, y alrededor del 60% proviene de fuente antropogénicas, como rumiantes, agricultura de arroz o explotación de combustibles fósiles, entre otras. El crecimiento del metano atmosférico en 2023 fue menor que en 2022, pero fue un récord para el período de cinco años.
Otro de los análisis indica un ascenso de las emisiones de fuentes como los humedales o la agricultura y saca la conclusión de que puede derivar de la retroalimentación climática en curso, que aumenta aún más las emisiones de gases de efecto invernadero de los sistemas naturales.
A su vez, la OMM añade como un gas potente al óxido nitroso, una sustancia química que agota la capa de ozono. Este gas representa el 6% del forzamiento radiativo de los fases de efecto invernadero de larga duración. El N2O se emite tanto por fuentes naturales como por fuentes antropogénicas y, en su caso, el aumento de 2022 a 2023 fue menor que el observado entre 2021 y 2022, que fue el mayor aumento observado en nuestros registros de tiempos modernos.
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