La víctima de un supuesto intento de asfixia por parte de su marido, contrario a que saliera con sus amigas, ha relatado este lunes en la Audiencia Provincial que "casi no podía hablar cuando la estrangulaba".
El juicio contra el hombre acusado también de intentar apuñalar a su mujer en marzo de 2018 ha comenzado este lunes en la Audiencia con la declaración de la víctima y algunos testigos después de que el tribunal, a petición del letrado de la defensa, haya aceptado que el acusado declare en último lugar.
A preguntas tanto del fiscal como de su abogado, la mujer ha explicado que no había denunciado anteriormente a su marido, aunque sí había sufrido algunas agresiones, principalmente empujones, aunque no un episodio de tanta gravedad como el objeto de este procedimiento.
Según ha señalado, después de una comida con amigos en la que ambos ingirieron alcohol, él más que ella, según se ha referido, regresaron a su domicilio donde se inició una discusión cuando ella quiso salir con unas amigas.
La mujer ha explicado que fue en ese momento cuando comenzó la agresión, que consistió primero en el estrangulamiento con el fular que ella llevaba y un intento de apuñalamiento con una navaja que el hombre siempre portaba encima. La víctima, en todo caso, solo sufrió por el uso del arma cortes en la mano cuando repelió el intento de navajazo en el cuello, aunque sí recibió golpes y manotazos. La víctima ha añadido que, al margen de los cortes, sufrió dolores por todo el cuerpo a causa de los golpes y los moratones.
"Me dijo que haría lo que tenía que hacer, aunque fuera a la cárcel, que era una puta que no valía para nada", ha seguido relatando la mujer, que ha declarado desde una sala anexa.
La víctima ha admitido que en un primer momento no quiso denunciar a su marido, aunque la sanitaria que la atendió en el centro sanitario llamó a la Guardia Civil siguiendo el protocolo en estos casos.
Durante la vista oral, una amiga de la víctima ha explicado que tras el incidente, y después de que la víctima abandonara la vivienda, el acusado acudió a su domicilio visiblemente nervioso preguntando por su esposa y profiriéndole amenazas para que le dijera dónde estaba. Según ha asegurado, el hombre le acusaba de la mala relación con su pareja.
Otra testigo, en este caso la mujer a la que acudió la víctima en primera instancia y que era amiga del acusado porque éste mantenía una relación de amistad con su marido, ha contado que al acudir a su casa, la víctima tenía un poco de sangre y que estaba "muy nerviosa" y con la apariencia de estar sufriendo un ataque de ansiedad.
Sin embargo, ha afirmado que no recordaba haberse referido en su declaración judicial en el 2018 a la presencia de cortes o arañazos, aunque sí rojeces. La mujer tampoco recordaba que hubiera declarado que la víctima había sufrido amenazas de muerte durante la discusión.
Sobre este extremo, dos agentes de la Guardia Civil sí que se han ratificado en su declaración en la que dijeron que la víctima les había relatado las amenazas de muerte vertidas por el hombre durante la discusión. El agente que tomó declaración a la víctima, al mismo tiempo, ha referido también las heridas en el cuello provocadas por el intento de estrangulamiento.
Este agente ha explicado que acudieron con miedo a detener al procesado porque sabían que tenía unas cinco armas a su nombre y que la Policía Local de Son Servera les advirtió que estaba muy violento porque había bebido. "No sabíamos con qué nos íbamos a encontrar, al principio no se mostró muy colaborador, pero al final se entregó", ha señalado.
La médico que atendió a la víctima en el centro sanitario de Son Servera ha explicado que la mujer presentaba heridas compatibles con presiones en el cuello, aunque las rojeces podrían deberse también a la ingesta de alcohol.
A preguntas del letrado de la defensa, varios testigos han reconocido que durante la comida de ese día todos habían ingerido alcohol.
La Fiscalía pide que el hombre sea condenado a diez años de prisión. Según relata el Ministerio Público en su escrito de acusación, los hechos ocurrieron en el piso que compartía el matrimonio entre las 15.30 y las 16.30 horas del 8 de marzo de 2018. Ella le dijo que iba a salir con sus amigas y él se negó, tras lo que comenzó una discusión.
La mujer insistió en su intención de juntarse con sus allegadas y el acusado, "con desprecio a la autonomía y libertad de la mujer por el simple hecho de serlo", la cogió por los hombros y la introdujo a la fuerza en el baño mientras le gritaba "eres una puta de mierda, no vales nada".
Acto seguido, prosigue el fiscal, la llevó hasta la cama agarrada de la bufanda que llevaba puesta y la comprimió durante un tiempo con intención de asfixiarla. La mujer intentaba gritar para pedirle que parara, porque no podía respirar, a lo que el acusado respondió apretándole el cuello con mayor intensidad y "clara intención de atentar contra su vida".
Pese a ello, logró zafarse de la agresión y escapar hacia otra estancia del piso, donde su marido le propinó puñetazos en la cara y un cabezazo en la nariz. A continuación, cogió una navaja que portaba encima y le dijo "lo tengo que hacer, aunque vaya a la cárcel, yo a ti te mato".
Siguiendo el relato del Ministerio Público, la víctima le empujó cortándose en la mano derecha con la navaja y consiguió escapar y pedir ayuda a una amiga que vivía cerca.
A consecuencia de las múltiples agresiones, la mujer sufrió abrasiones en el torso y el cuello, un edema en la nariz y cortes en la derecha, así como n trastorno por estrés agudo.
Por todo ello, la Fiscalía pide que el acusado sea condenado a diez años de prisión por un delito de tentativa de homicidio con las circunstancias agravantes de parentesco y de discriminación por razón de género. También solicita que se le prohíba acercarse a menos de 500 metros de su mujer durante 12 años y que la indemnice con cerca de 4.000 euros por los daños morales y físicos.
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