Las olas de calor extremo están provocando cambios en las rutinas y desplazamientos del turismo, en el que ya se detecta un "cambio significativo en las preferencias de los viajeros" en busca de temperaturas más frescas en el norte de Europa.
Así lo explica un análisis del coordinador de programas de gestión de riesgos y sostenibilidad de la escuela de negocios EALDE, Sergi Simón, quien ha precisado que países como los escandinavos, el Reino Unido o Irlanda "están ganando popularidad gracias a sus temperaturas más agradables durante los meses de verano" frente a los tradicionales destinos mediterráneos.
"El sur de Europa, con España a la cabeza, ha sido durante mucho tiempo un imán para los turistas europeos" que ahora "buscan refugio en climas más frescos del norte del continente": los bautizados como 'coolcations', un acrónimo que en inglés podría traducirse como 'localidades frescas'.
Simón cita un estudio realizado por la agencia de viajes eDreams, según el cual, el interés por viajar al Reino Unido ha aumentado en un 75 % mientras que los países nórdicos también experimentaban un "aumento significativo" de visitantes.
Datos de Eurostat añaden que las pernoctaciones turísticas en Dinamarca se incrementaron un 15,9 % durante los cuatro primeros meses del años respecto a las cifras anteriores a la pandemia.
Los viajes a Noruega y Suecia también crecieron un 22 % y 11 %, respectivamente, frente al año anterior, mientras que el número de turistas en Islandia aumentó un 400 % entre 2010 y 2023.
Solo el año pasado, Islandia recibió a más de 2,2 millones de turistas, casi seis veces la población del país.
Del mismo modo ocurre con la movilidad turística dentro de España, donde el norte peninsular es objeto de una creciente demanda inmobiliaria de población extranjera, sobre todo británicos y alemanes, que viven todo el año en la zona mediterránea y desean adquirir una segunda residencia para el verano.
La situación actual obliga a los destinos del sur a desarrollar estrategias como el fomento de atracciones y actividades no dependientes del clima o la adaptación de infraestructuras frente al calor.
Otras iniciativas más llamativas incluyen opciones como las pólizas de algunas compañías de seguros, que permiten a los turistas recuperar su dinero si las temperaturas superan los 40 grados durante sus vacaciones.
"La adopción de prácticas sostenibles, la diversificación de la oferta y la adaptación a las nuevas realidades climáticas serán claves para que el turismo europeo siga siendo un motor de desarrollo económico y cultural", ha añadido Simón.
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