Ousman se indigna cuando oye a quienes acusan a los menores extranjeros no acompañados del aumento de la delincuencia, cuando presencia la lucha encarnizada entre comunidades para rechazar la acogida de los menores no acompañados de Canarias. "¿Pero de verdad creen que un niño recorre media África para venir a robar? Hay que ser más humano... Yo jamás he robado, pero si en mi país eso es algo terrible"...
Quien habla así es un ex menor extranjero no acompañado, que ha logrado darle la vuelta a su historia; una historia que comenzó siendo muy niño en Ghana.
"No entendía cómo el avión era capaz de volar y en cambio mi juguete no era capaz de moverse ni un centímetro del suelo. Fue la primera vez que escuché hablar de los blancos". Desde ese momento el pensamiento de este chaval, que no sabía ni leer ni escribir, fue alcanzar el "paraíso de los blancos" y con sólo 12 años emprendió su viaje. 21 mil kilómetros de distancia, cruzando 8 países. Su primera etapa fue el desierto del Sáhara, tres semanas a pie. "Quien lograba hacer pis para beberlo era el más afortunado".
Desde allí alcanzó Libia, donde se convirtió en niño soldador durante 4 años. "Tengo suerte de tener aún las dos manos". Consiguió ahorrar más de mil dólares, que pagó a las mafias para continuar la aventura.
Entre Argelia y Mali lo detuvieron una decena de veces. "Me detenían cada dos días y me cambiaban una y otra vez el nombre. Daban una rueda de prensa, me soltaban y volvían a detenerme en el siguiente pueblo ¿Sabes por qué, Noelia? Para cobrar las subvenciones que les pagaban los gobiernos europeos por deportarnos. Luego llegaban los policías, sin uniforme, nos cobraban 150 euros y volvían a subirnos". Su ruta infernal lo llevó hasta Mauritania, desde donde tenían que cruzar en patera a Canarias. Pero tuvieron hasta que construir ellos mismos las barcas, las mafias sólo les dieron las tablas.
Ahí, se emociona Ousman, perdió a su mejor amigo. "Musa subió a una patera y yo a otra. La suya se hundió. ¿Sabes cuántos sobrevivieron? Cero".
Solo llegó a Fuerteventura y de ahí lo trasladaron a Barcelona, con 17 años. Sólo, sin dinero y sin comida durmió en la calle durante un mes y medio. "Nadie hablaba conmigo, me tenían miedo, se agarraban los bolsos cuando me acercaba... ¡Pero si era un niño!" Esos días en Barcelona se sintió más solo que en el desierto. Hasta que se cruzó en su camino Montse, su mamá catalana. Ella y su marido lo acogieron y lo ayudaron. Llegó sin saber leer ni escribir y en 6 años aprendió castellano, catalán y estudió dos carreras. Además, fundó una ONG, para ayudar a los niños de Ghana. "Dejé de pensar por qué y empecé a pensar en para qué. Para hablar por los que no pudieron llegar: El 97 por ciento de mis compañeros de viaje murieron en el camino".
Se siente completamente identificado con los 6.000 menores no acompañados que esperan en Canarias su traslado a la Península. Y le indigna la lucha encarnizada entre los partidos para rechazar a los menores. "Sólo quieren una oportunidad, mejorar sus vidas. ¿Quién cree que un niño cruza África para robar? ¿Quién puede creerse que 400 niños desestabilizan? Hay que ser más humanos...".
Ousman cree que "las políticas migratorias de la Unión Europea son inexistentes y que hay que trabajar desde el origen porque cuando los migrantes llegan al mar, la batalla está perdida". Por eso, su asociación NASCO Feeding Minds, tiene 17 aulas y dan servicio en 58 escuelas de informática en Ghana en las que estudian 6.000 niños "para que tengan oportunidades en su país y evitar que caigan en la trampa de las mafias... "Cuando los migrantes llegan al mar, la batalla está perdida".
En 2019, crea también NASCO Tech, para dar oportunidades laborales a esos estudiantes ya graduados. Actualmente tiene 25 programadores trabajando a distancia en remoto para 4 empresas europeas.
Ousman ha convertido su viaje en un motor de cambio social. Contó su historia ante el pleno de Naciones Unidas, da conferencias en empresas, ha escrito dos libros (‘Viaje al País de los Blancos’ y 'Desde el País de los Blancos') y en 2021 fue Premio Princesa de Girona.
Este martes acudió a la entrega de los premios y ¿saben con quién vio el partido de España y celebró el gol de Yamal? Con los Reyes. Él, que fue uno de los menores extranjeros no acompañados de Canarias. ¿Vamos a ganar? Seguro, sonríe feliz. Es palabra del hijo de un chamán.
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