La desaparición de Jay Slater, joven británico de 19 años al que se perdió la pista el pasado 17 de junio en Tenerife, continúa rodeada de incógnitas y sin ninguna pista concluyente que lleve a su definitiva localización.
Ya son 21 días los que lleva desaparecido y, desde la familia, se multiplican las voces que claman que continúe la búsqueda y que se hagan más indagaciones sobre las dos personas con las que se juntó Slater el último día en que fue visto con vida; máxime tras conocerse recientemente la identidad de uno de ellos y que fue condenado en Reino Unido por liderar una banda que traficaba con heroína y ‘crack’ en Cardiff.
Concretamente, se trata de Ayub Qassim, de 31 años de edad, quien según informan medios británicos como The Sun, fue condenado a nueve años de prisión en 2015 por tráfico de drogas. Él sería el misterioso ‘Johnny Vegas’; el nuevo ‘amigo’ de Jay Slater con el que se juntó en Tenerife en la última noche que se supo de él.
En un primer momento, se hablaba de este individuo y de otro hombre como los últimos que le vieron con vida, pero a ambos, tras ser interrogados por las autoridades, les dejaron regresar a Reino Unido, algo que desde el entorno de Jay Slater no entienden, con distintos miembros de la familia convencidos de que su desaparición está asociada a terceras personas y que deberían volver a interrogarlos: “Todo apesta”, ha declarado Warren Slater, padre del desaparecido, mostrando enfado por el modo en que se está desarrollando la investigación. “Uno no desaparece así como así”, recalca.
Según señala, su suposición es que esos dos hombres pueden tener la clave para encontrarlo: “Lo he dicho desde el día uno: pregunta a ambos y empieza desde ahí”.
Para entender la sucesión de los hechos hay que remontarse al 16 de junio. Aquel día el joven acudía con dos amigos al festival de tres días ‘New Rave Generation’ en Playa de las Américas, que terminaba justo ese domingo.
Fue esa noche de fiesta cuando el británico, de 19 años, acabaría juntándose con dos hombres que, en un principio, se decía que eran desconocidos. Uno de ellos, supuestamente, era ese tal ‘Johnny Vegas’ al que ahora se identifica con Ayub Qassim.
Este último, sin embargo, en declaraciones recogidas por The Sun, ha asegurado que conocía a Jay Slater previamente por otros amigos, asegurando que se llevaban bien y que le vio con vida la última vez que se despidieron.
Del segundo hombre en cuestión, por su parte, nada ha trascendido todavía, más allá de que también prestó declaración y también le dejaron marchar.
Aquella madrugada del 16 al 17 de junio, Jay Slater se había marchado con ellos desde el festival hasta una vivienda de alquiler Airbnb de Masca, localidad al noroeste de Tenerife.
En ese trayecto, según medios británicos, Jay Slater habría llegado a realizar una publicación en la red social Snapchat en la que supuestamente admitió ante sus amigos que robó un reloj Rolex valorado en 12.000 libras, unos 14.000 euros al cambio, y que quería venderlo; un detalle que arroja todavía más incertidumbre y preocupación al caso.
De acuerdo con Mark Williams-Thomas, –el exdetective que trabajó en el caso de Madeleine McCann y que participa en la búsqueda del joven– , tras varias horas en ese Airbnb de Masca, abandonó la vivienda sintiéndose "asustado", con apenas carga en el móvil y sediento.
A las 7:30 horas publicaría un par de fotos desde el lugar y, según sus indagaciones, fue visto por última vez cuando preguntó en las inmediaciones del alojamiento a qué hora salía la siguiente guagua para poner rumbo a Los Cristianos, la localidad donde se alojaba con sus dos amigos. No obstante, nunca regresaría.
La última señal de vida de Jay Slater llegaría pasadas las 8:00 horas, cuando llamó a su mejor amiga, Lucy Mae, que había perdido el autobús e iba a intentar regresar caminando, –pese a que era una caminata de 11 horas–, que apenas tenía un 1% de batería en el móvil y que necesitaba beber agua.
Tras ello, la llamada finalizó. El móvil del joven británico se apagó a alrededor de las 8:50 de aquella mañana, siendo su última ubicación conocida el parque rural de Teno, un terreno de orografía compleja al noroeste de la isla.
Sin saber nada de él desde entonces, a las 9:00 horas se informaría de su desaparición y comenzaría la búsqueda, centrada inicialmente en ese entorno montañoso.
Equipos de rescate en la montaña, unidades caninas, drones… Múltiples efectivos fueron movilizados desde el primer momento para intentar encontrar al joven, pero después de 12 días de intenso trabajo, la Guardia Civil detuvo el operativo de búsqueda para encontrarlo, aunque manteniendo abierta la investigación y las indagaciones, con una causa abierta por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de Icod de los Vinos.
Fue el 30 de junio cuando se adoptó esa decisión y supuso un auténtico mazazo para la familia, que desde entonces no ha dejado de reclamar la reanudación de la búsqueda, denunciando el proceder de las autoridades españolas.
No en vano, y en paralelo, varios miembros de la familia, junto a detectives privados, intentan localizarlo también sobre el terreno. El propio Warren Slater, padre de Jay, junto a un hermano y un tío de este, han peinado el terreno por el que se cree que pudo caminar; una zona abrupta, rocosa, con numerosos desniveles, barrancos y acantilados.
Denunciando que la Policía está “haciendo sus propias investigaciones” y no les están “diciendo nada”, manteniéndolos en la “oscuridad”, insiste en que deberían seguir buscando.
“No sé si están siguiendo cada pista. Me dan ganas de ir yo mismo y entrar en la comisaría", señalaba por su parte, en declaraciones de las que también se hace eco The Sun, Glen Duncan, tío del desaparecido, expresando la desesperación familiar.
Los investigadores, por el momento, han descartado un crimen y tratan el caso como una desaparición, pero se analizan todas las hipótesis. Más allá de los indicios relativos al robo del Rolex, a la posibilidad de que uno de los amigos haya escuchado un supuesto resbalón entre las rocas, y con múltiples suposiciones planeando y extendiéndose también desde las redes sociales, –desde donde el caso ya se sigue con gran inquietud–, la desaparición sigue arrojando una total incertidumbre.
Recientemente, el citado Williams-Thomas, trabajando con la familia en la búsqueda de Jay, ha actualizado la información que tiene sobre el caso afirmando que, según sus indagaciones, el joven pudo haber entrado en contacto con una “red criminal establecida en Tenerife”, relacionada con "drogas, delitos violentos y robos".
No obstante, no ha entrado en mayores detalles al respecto, sin poder afirmar que ese vínculo pueda tener algo que ver directamente con su desaparición.
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