Tres años y diez meses de prisión tras intentar matar a su pareja ahogándola en el Pisuerga, Valladolid

La Audiencia de Valladolid ha impuesto condena de tres años y diez meses de prisión a Daniel C.D. por un delito intento de homicidio con los agravantes de parentesco y reparación de daños cometido en agosto de 2023 cuando trató de acabar con la vida de su pareja ahogándola en el río Pisuerga cuando ella le anunció su intención de poner fin a la relación sentimental.

El juicio por estos hechos, previsto para este lunes, no ha llegado a celebrarse debido a la sentencia de conformidad pactada entre las partes que, además de la pena de prisión, lleva aparejada la prohibición del encausado de acercarse a una distancia inferior a 500 metros y comunicarse por un periodo de diez años a la víctima, así como una indemnización de 1.800 euros, que se harán efectivos con la consignación ya efectuada, las costas del proceso y el pago a Sacyl de 201,80 euros por la asistencia dispensada a la mujer, según el acuerdo recogido por Europa Press.

La víctima le comunicó que quería dejar la relación que tenían

El encausado, que desde agosto del 2023 permanece en prisión provisional, y la víctima mantenían por entonces una relación sentimental de convivencia con cambio de residencia hasta en tres ocasiones en los últimos meses antes de suceder los hechos, primero en Galicia, luego en Ciudad Real y finalmente en Valladolid donde llevaban un mes.

En su relato de hechos, la acusación pública sostenía que sobre las 17.00 horas del 19 de agosto de 2023 la pareja se encontraba en la calle Arzobispo José Delicado, en la ribera del Pisuerga, y tras mantener relaciones sexuales ella comunicó al acusado que quería dejar la relación.

Muy enfadado él, la agarró entonces fuertemente del cuello y, al grito de "¡conmigo o con nadie, te voy a matar!", la arrastró del pelo hasta la orilla del río, la tiró al agua y una vez allí la sumergió la cabeza una y otra vez con la, supuesta, intención de acabar con su vida.

"¡No vas a salir viva de aquí!", es otra de las frases atribuidas al encausado mientras ella trataba de pedir ayuda y él volvía a sumergirle la cabeza en el río sin dejarla respirar.

Sin embargo, los gritos de la mujer alertaron a la Policía Local, de ahí que el acusado, al oír las señales acústicas del indicativo que acudió al lugar, huyó del lugar a la carrera.

La víctima fue rescatada entonces por los agentes de la Policía Local, no sin dificultad porque en la zona donde se hallaba sumergida no hacía pie, estaba como a unos cinco metros de la orilla y la misma se encontraba llena de maleza que dificultaba cualquier maniobra para sacarla del agua.

Como consecuencia de lo ocurrido, la mujer sufrió distintas lesiones y un trastorno que requirió psicofármacos, ansiolíticos y antidepresivos.

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