La tranquilidad de este pequeño pueblo vallisoletano se ha visto alterada desde que hace unas semanas se colgaran los carteles para anunciar el proyecto de instalación de una central de biogás.
Están preocupados por lo que puede afectar a su calidad de vida. Una iniciativa que ya ha conseguido que Montemayor de Pililla se divida en dos. "Decir que no a este proyecto sin saber claramente lo que nos van a presentar es tirar piedras sobre nuestro tejado, es un error gravísimo", afirma uno de los vecinos.
Sin embargo, esto no convence a todo el mundo. "Creo que tendríamos que valorar más la salud y menos otras cosas". La planta se dedicaría a crear combustibles a partir de toneladas de estiércol y residuos orgánicos.
Aunque los expertos advierten: "Hablamos de una tecnología muy madura, una tecnología que lleva instalada en Europa más de 20 años… Hablamos de una planta con un balance de emisiones neutro", explica Rodrigo Sanz, ingeniero experto en energías renovables.
Sin embargo, la plataforma vecinal contra la planta ya acumula más de 1.600 firmas de toda la comarca, como relata Gloria Gómez, su representante: "Creemos que es un peligro tanto medioambiental, es un peligro para los habitantes de la localidad. No todo vale para el crecimiento".
El conflicto está servido y los próximos meses serán claves para que este paraje que están viendo sea, o no, el nuevo hogar de una fábrica de biogás.
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