Las redes sociales fomentan esta era de la inmediatez en la que vivimos. Tanto es así que existe toda una generación que no presta atención más allá de ocho segundos, según informan Silvia Asiain, Sara García y Lydia Cruz.
Los jóvenes de la denominada generación Z se han acostumbrado al lenguaje de las pantallas, al exceso de estímulos del 'scroll' infinito y a tal vorágine de información que, a partir de cierto momento, dejan de concentrarse en algo.
Cuando el ritmo del audio y el vídeo se aceleran, el cerebro se vuelve más vago. "Pierdo mi capacidad cognitiva por generar mi capacidad de placer, de distracción", explica el psicólogo sanitario Javier Vázquez.
Los patrones neurológicos de la generación Z han cambiado. "Su cerebro ha evolucionado de tal manera que es imposible pedirles que estén a una sola cosa. Lo que pasa es que estar en seis cosas supone no estar en casi ninguna", señala Cristina Fanjul, psicóloga sanitaria del Hospital Ribera Povisa, en Vigo.
"Me cuesta mucho más concentrarme", reconoce una joven, mientras que otra añade que "luego tienes la necesidad constante de que todo te vaya más rápido".
Tienen su cerebro sometido a acrobacias mentales y eso conlleva, apunta el psicólogo Enric Valls, "a mucho déficit atencional y a que la memoria se reduzca".
Esos picos de dopamina que consiguen al estar hiperconectados a través del teléfono móvil también les provoca ansiedad.
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