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La sequía y también la falta de relevo generacional en el campo, están provocando un sensible aumento en el negocio de los árboles ornamentales. Los agricultores se deshacen de las plantas dañadas, las llevan a los viveros, y allí se encargan de darles una segunda vida reconvirtiéndolas en bienes decorativos. Blanca Agost, Sofía Muñoz y Joan Sampedro informan de este giro comercial en Informativos Telecinco.
El que era el campo de higueras del agricultor Jaime Bonet, ahora mismo es una explanada de tierra. Ante la falta de agua y la subida de costes Jaime ha decidido vender las plantas a un vivero: "Se han ido arrancando. Al final también es una planta a la que se le da un segundo uso porque los viveros de planta ornamental las pueden reutilizar. La enmacetan y la pueden comercializar"
A las parras también se les da una segunda oportunidad. Manuel Parejo, trabajador de Vivero Valero e hijos, cuenta que en su empresa estas plantas se enmacetan, se cultivan otra vez y luego van a jardines o a otros campos. Los clientes más demandantes suelen encontrarse en las zonas de Holanda, Bélgica, Países Bajos o Países Árabes.
Los olivos también son plantas que solemos ver en jardines con una función decorativa. Según Manuel Parejo, los árboles viejos, entre ellos, los granados no son rentables.
José Manuel Blasco, de Coperativa Cambayas, señala que los viveros dan una segunda vida útil a los árboles. Estos se ponen en contenedores, dónde enraizan y se llevan a zonas para decorar.
Las exportaciones de la horticultura ornamental han aumentado un 80% en los últimos 10 años.
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