Son cada vez más los que utilizan los sensores de glucosa sin padecer ningún tipo de diabetes. Una moda a la que se han sumado desde deportistas olímpicos a actores de Hollywood pero, que para algunos expertos, sirve más bien poco. Pero... a qué sirve este postureo de un dispositivo más allá de enfadar a las personas que tienen que usarlos por necesidad. Una información de Susana Ramos y Alba Martínez.
Hasta hace poco los medidores de glucosa eran usados únicamente por personas diabéticas, sobre todo por las tipo 1, cuyo páncreas deja de funcionar con normalidad.
La nueva obsesión por la glucosa, en las redes sociales han surgido gurús como Jessie Inchauspé, más conocida como Glucose Goddess, que ofrecen tips para controlar y minimizar los picos de glucosa, algo ajeno a los que no tienen diabetes.
El objetivo de su método es aprender a comer siguiendo un orden concreto que beneficie al control de la glucosa. Inchauspé, que no es diabética, ha organizado un negocio alrededor del control del azúcar sumando miles de seguidores en todo el mundo.
Estos pequeños dispositivos se colocan en la parte posterior del brazo y miden de forma continua la concentración de glucosa en el líquido intersticial. Ahora cada vez es más habitual que los usen quienes no padecen la enfermedad, después de que famosos como Karlie Kloss, Orlando Bloom y Gwyneth Paltrow entre otros que han presumido de tener uno de estos dispositivos que cuestan 1.400 euros sin sufrir la enfermedad.
Lo hemos visto en los brazos de Luis Enrique y de Chris Hermsworth. Y ninguno de los dos tiene diabetes. En TikTok abundan los vídeos de influencers obsesionadas con el peso o la nutrición.
A los pacientes reales, que los necesitan les molesta, sobre todo a quiénes tienen que usar los sensores de glucosa por supervivencia al ser diabéticos. No es glamuroso un sensor de glucosa que para ellos significa un sacrificio al no estar financiado por la Sanidad pública y con un alto coste para cualquier bolsillo.
Los nutricionistas, por su parte, además advierten de que esta obsesión por la glucosa puede llevar a la ansiedad, por la 'demonización de algunos tipos de alimentos, así como por la poca utilidad que tienen estos llamados 'picos de glucosa', en las personas sanas.
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