Fue la moda. Fachadas ventiladas con paneles de aluminio y materiales perfectos como aislantes térmicos. Suponían un gran ahorro energético, gran prioridad en los últimos años. El problema es que la novedad tenía importantes carencias de seguridad que quedaron en evidencia el 14 de junio de 2017. Ese día se incendió desde la primera a la última planta la Torre Grenfell de Londres a la 1 de la madrugada, provocando 71 fallecidos. Todos dormían y no pudieron escapar a tiempo.
El mismo tipo de construcción y materiales similares a los utilizados en los dos edificios incendiados en Valencia. Aquel drama tuvo efectos importantes, cambios en la normativa europea de edificación, con más medidas de seguridad que llegaron a España. Por ejemplo, los edificios con estas fachadas ventiladas, a partir de cierta altura, están obligados desde entonces a poner cortafuegos para que las llamas no pasen de planta en planta.
Muy sencillo, porque las normas no son retroactivas. Un edificio como el de Valencia, construido en 2005 con la Norma básica de Edificación, no tenía que adaptarse a las nuevas obligaciones. Para que esto fuera así, tiene que aprobarse por ley esta retroactividad y dar un plazo para implantar los cambios, como se hizo por ejemplo con las normas de accesibilidad. Si no, no puede obligarse a un edificio a cambiar su fachada, a no ser que plantee una reforma estructural que lo obligue. Así nos lo explica Gracia Pérez Ojeda, secretaria técnica del Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Madrid.
Todos los expertos coinciden en una cosa: la fachada falló y provocó la rapidísima y anormal expansión del fuego. De no haber sido así, se habría producido un incendio pequeño y con escasas repercusiones. Fue la expansión por fachada lo que lo convirtió en una tragedia con 10 muertes. Tras la discusión sobre qué materiales fueron los que causaron la tragedia, el colegio de Arquitectos aseguró ayer que el libro de obra recogía que el aislante utilizado fue lana de roca. Pero la lana de roca funciona muy bien ante el fuego, es el aislante más ignífugo, reitera Antonio Roda. Él fue jefe de Bomberos de Málaga y miembro de la Fundación Fuego. Quedó tan impresionado con el incendio de Londres que lo estudia desde entonces y es un verdadero experto. Incluso ha elaborado recomendaciones para tratar de evitar el peligro de estas edificaciones. Y nos muestra en uno de los pocos ensayos realizados con fuego real sobre fachadas. Los técnicos hacen arder cuatro muestras de fachadas con materiales diferentes, todos legales, y vemos que la lana de roca es la que más tiempo tarda en arder.
Por tanto, si fue utilizado en esta obra, desde luego no fue el causante del desastre, asegura Roda. Por eso los expertos analizan ahora si el problema pudo estar en las resinas de las placas de aluminio de la fachada ventilada. Fuera el material que fuera, asegura el decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, lo que es innegable es que hubo un material combustible en esa fachada que la quemó por completo en apenas una hora.
El fuego se expandió en todas direcciones, 360 grados. Por un lado, las placas metálicas volaban ardiendo y provocando más incendios. El aire que circulaba por la fachada ventilada impulsó las llamas hacia arriba y además el material combustible de esa fachada goteaba. Gotas que llevaban el fuego hacia abajo. Explica Pablo Olalquiaga, Vicedecano del Colegio de Arquitectos de Madrid.
Uno de cada diez grandes edificios levantados desde el 2000 al 2017 en los barrios residenciales de ciudades como Madrid, tienen características muy similares al de Valencia. Así lo asegura el decano del Colegio de Arquitectos de la capital, Sigfrido Herráez. Es partidario de hacer una revisión y en caso de que resulten peligrosas sus fachadas, cambiarlas, concediendo ayudas públicas "porque lo que no es de recibo es que un vecino que se gastó su dinero en comprar una vivienda, ahora tenga que afrontar una derrama muy cuantiosa por esta razón... Y la prioridad debe ser la seguridad".
Sorprende que las fachadas como tal no se atengan a las mismas pruebas de fuego en laboratorio que otras estructuras, dada su importancia. Sólo se prueban placas, pero no el comportamiento en fachada de una estructura determinada. No existe un protocolo de laboratorio en España ni en muchos países europeos, algo que los técnicos de estos laboratorios exigen.
Nos lo cuenta Magdalena Villegas, Directora Técnica del Laboratorio de Resistencia al Fuego AFITI. Esta experta explica además que no sólo es importante la seguridad de los materiales, sino que también cuenta la estructura en la que están colocados y cómo se instalan. Un fallo de instalación da al traste con cualquier material, dice.
Termina su reflexión hablando de la necesidad de equilibrar en el uso de materiales el ahorro energético y la seguridad, ya que el abuso de aislantes térmicos ha provocado accidentes en edificaciones. "Tu tienes una manta y si te quieres tapar los pies te desabrigas la cabeza... Pues aquí ha pasado igual, hemos tirado para arriba de la eficiencia energética y nos hemos dejado fuera los pies, que es la seguridad contra incendios".
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