Este miércoles, 7 de febrero, se celebra la tercera y última sesión del juicio contra Dani Alves por la presunta violación a una joven la noche del 30 al 31 de diciembre en la discoteca 'Sutton' de Barcelona. En esta sesión han declarado los doctores forenses que exploraron a la víctima, así como el propio futbolista brasileño de 40 años, que solo ha respondido a las preguntas de la defensa, la abogada Inés Guardiola, y ha roto en lágrimas ante la sala: "En ningún momento ella me dijo que no quería, ni nada".
El exjugador del FC Sevilla, Barça, PSG y Juventus, entre otros, ha asegurado que el 30 de diciembre, a pesar de haber quedado para comer con varios amigos, su salida se alargó en el tiempo: "Quedé con mis amigos (tres) para ir a comer a la Taberna del Clínic. Llegamos sobre las 14:30 horas. Al principio solo íbamos a comer, pero hacía mucho tiempo que no nos veíamos y se alargó hasta las 01:00 horas de la madrugada".
El juicio, visto para sentencia:
El futbolista ha insistido desde el primer momento en las bebidas alcohólicas de aquel día (su estrategia de defensa se ha centrado en demostrar que actuaba bajo los efectos del alcohol para tratar de conseguir la atenuante y rebajar la pena, pero la lucidez con la que ha recordado los hechos ha sorprendido a los magistrados de la sala):
"Bebí dos botellas de vino y alguna copa de whisky. A la salida del restaurante fuimos al 'Nuba', estuvimos un rato tomando una ronda de gintonics. Cuando salimos de ahí, recogimos el coche en el parking. Conducía Bruno, porque yo había bebido bastante y no podía conducir. Después fuimos a 'Sutton'. Llegamos sobre las 02:30 horas de la mañana". Según el deportista, los trabajadores de la sala le acompañaron a la mesa seis, pero no pidió expresamente ese reservado, a pesar de quedarse: "Pedí para cambiar al siete, sin ningún impedimento". Allí, en la discoteca, habrían pagado también otras botellas, según apuntó en la víspera su amigo Bruno.
Alves ha explicado que "solamente hay un baño pegado a la mesa seis". "Soy un cliente frecuente de Sutton y siempre que esa mesa está disponible, vamos, así no tengo que cruzar la discoteca para ir". Según el futbolista, "la puerta estaba abierta". "Llegamos al reservado, nos pusimos a beber y a bailar con Bruno durante un rato. Primero vinieron dos chicas y estuvieron un rato ahí bailando. Después invitaron a las tres chicas, la denunciante y sus amigas. No estaban incómodas, para nada. Llegaron, nos empezaron a saludar y empezó una conversación. Nos movíamos, hablábamos unos con otros. Soy una persona muy cercana, pero con respeto", ha explicado, antes de destacar que él cree que "sí sabían quién era".
El futbolista mantiene que estuvieron "bailando" e "interactuando". "Estábamos ya más cercanos. Ella empezó a bailar más pegada a mí, a rozar sus partes con la mía. Un baile típico de discoteca, perrear. Y puso la mano para atrás y empezó a tocarme las partes. Me dijo que sí para ir al baño, no tuve que insistir. Le avisé de que yo iba primero y me quedé un rato esperando, pensando que no iba a venir, que no quería. Y cuando abrí, prácticamente me di con ella en la puerta. Se puso de rodillas delante mío y empezó a hacerme una felación. Me bajé los pantalones y me senté", ha indicado, antes de recrear la posición ante el tribunal. Según Alves, tenía la espalda "pegada atrás": "La felación fue prácticamente todo el coito. Después se sentó delante de mis piernas y eyaculé fuera. No la abofeteé, ni la tiré al suelo. No soy un hombre violento. No me dijo que no quería practicar sexo. En ningún momento ella me dijo que no quería ni nada", ha añadido.
El acusado afirma que, entonces, no volvió a ver ni a la denunciante ni a sus amigas: "Cuando salimos de la discoteca, había bebido demasiado. Mi esposa estaba durmiendo en la cama". Alves justifica sus cambios de versión y dice que señaló en un momento que solo era una felación porque pensó que su esposa le podía perdonar. Tras esto, ha roto entre lágrimas: "Me llegó la noticia de que me estaban acusando de violación por la prensa y se me vino el mundo encima. Estaba prácticamente arruinado, porque me habían bloqueado la cuenta en Brasil y me habían roto todos los contratos".
El futbolista ha declarado después de llevarse a cabo en la sala un visionado de dos horas de vídeo sobre los hechos. Tras la declaración del procesado, la Fiscalía se ha pronunciado: afirma que el relato de la presunta víctima "es absolutamente creíble", que "hay indicios o pruebas" que lo corroboran y que la joven "tiene lagunas por protección al recuerdo". Además, aseguran que "queda acreditado el estrés postraumático" y que Alves "se creía impune". Por ello, y ante lo declarado, mantiene su solicitud de nueve años de cárcel para el futbolista, así como una indenmización de 150.000 euros. La defensa, mientras, pide la absolución y, de no tomarse esta decisión, solicita que la pena de cárcel sea de un año y la indemnización de 50.000 euros. Inés Guardiola, que confía en la inocencia de su representado, ha insistido en que la cantidad que se abonó tras su detención, 150.000 euros, tenía como objetivo reparar el daño, algo que rechaza la acusación. El brasileño se ha negado a utilizar su último turno de palabra. El litigio, visto para sentencia.
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