El juicio a Dani Alves por la presunta agresión sexual a una joven en la discoteca Sutton de Barcelona la noche de 30 al 31 de diciembre de 2022 llega a su tercera y última jornada pendientes de la declaración del exfutbolista brasileño. A lo largo de toda la instrucción y ahora durante el juicio está quedando clara la estrategia de su defensa para intentar reducir su condena.
Los abogados de Alves están utilizando el consumo de alcohol como atenuante. Si logran demostrarlo, con datos objetivos, recordemos que no hay análisis, sólo testigos, podría conseguir un atenuante simple y bajar de los nueve años que pide la Fiscalía a los seis años. Un atenuante cualificado, o muy cualificado, le bajaría de seis a tres años.
En la jornada del martes, hubo seis testigos que respaldaron la versión de la defensa de Alves, que intenta hacer valer como atenuante que el futbolista estaba ebrio.
En este sentido se pronunció su esposa, la modelo Joana Sanz, que dijo al tribunal que Alves llegó a casa de madrugada oliendo a alcohol y que "se chocó con el armario y una mesita, y cayó desplomado en la cama".
También el jefe de sala de la discoteca Sutton declaró que esa noche tuvo la impresión de que Alves, cliente habitual, había "bebido o fumado algo", y el dueño del restaurante donde cenó declaró que lo vio salir eufórico.
Además, los amigos que pasaron la noche con él relataron que habían estado bebiendo desde la hora de la comida, que también cenaron juntos y después fueron a un bar de copas.
Uno de estos amigos de Alves, que luego fue con él a Sutton, agregó que notó "una química respetuosa, sexual, pero con respeto" entre su amigo y la denunciante, a diferencia de lo que expresaron en el juicio la amiga y la prima de la denunciante, que calificaron la actitud del futbolista de babosa.
Los penalistas consultados por Informativos Telecinco creen que esta estrategia basada en el alcohol llega un poco tarde y que es contradictoria con las versiones mantenidas por Alves hasta ahora. Se trata de una estrategia que debería de haber argumentado desde el principio ya que, si no hubo violación, como asegura, y si la víctima había consentido, él era consciente para valorar esa actitud de la víctima por lo que ahora no puede decir que tenía mermadas las capacidades volitivas y cognitivas por el alcohol.
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