La desaladora de Sagunto, una solución para Cataluña en tiempos de crisis climática, aunque con un alto coste

La histórica sequía que atraviesa Cataluña ha obligado a poner encima de la mesa el traslado de agua en barcos; una solución muy cara, pero que podría llegar a ser necesaria si la situación no mejora en los próximos meses con todas las restricciones que se han puesto ya en marcha. Con el visto bueno de la Comunidad Valenciana, el Ministerio de Transición Ecológica prepara este operativo para llevar agua desde la desaladora de Sagunto hasta el puerto de Barcelona.

Hoy, Gobierno y Generalitat se han reunido para cerrar los detalles de esta medida que, según la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, sería capaz de llevar agua de la desalinizadora a Barcelona en junio “si es necesario”.

De este modo, hasta 20.000 metros cúbicos de agua diarios podrá llevar cada barco desde la desaladora valenciana hasta el puerto de la Ciudad Condal si sigue sin llover en Cataluña: “Se trata de una solución que técnicamente es sencilla y disponemos de las semanas por delante para poder garantizar que esto, desde principios de junio, esté a disposición de la Generalitat", ha dicho Ribera.

Es la solución de emergencia para este verano pactada entre el Gobierno y la Generalitat, aunque sin explicar cuánto encarecerá la factura: solo han detallado que la producción del agua la asumiría el Gobierno y el trasporte en barco y recepción la Generalitat.

Además, a medio plazo han acordado también construir dos nuevas desaladoras para 2028 y 2029 con 500 millones de euros de fondos europeos. Esto supondrá la ampliación de la que ya hay en Tordera, en Girona, y la nueva planta de Foix, en Barcelona.

"Es una buena noticia para el país", ha dicho David Mascort, consejero de Acción Climática de la Generalitat de Cataluña.

La Comunidad Valenciana da el visto bueno al trasvase de agua desde la desaladora

El traslado de agua desde Sagunto cuenta con el visto bueno de la Comunidad Valenciana, aunque su presidente autonómico, Carlos Mazón, le recuerda a Cataluña que negó en el pasado el trasvase del Ebro: "Esto es un asunto de solidaridad entre cuencas, entre comunidades, y no le vamos a negar el agua a quien en su día sí que nos la negó", ha dicho.

Mientras, Andalucía tampoco descarta pedir barcos con agua como Cataluña.

La desaladora de Sagunto, una de las más grandes del Mediterráneo

La desaladora de Sagunto es una de las más grandes del Mediterráneo. Hasta ahora ha tenido un uso limitado, pero puede triplicar su producción de agua para abastecer a la comunidad catalana.

En estos momentos, está funcionando tan solo al 10% y prácticamente bajo demanda, pero puede llegar a producir hasta 23 millones de litros de agua al día.

El problema, en este sentido, no es su producción, sino la tubería que va desde la desaladora hasta el puerto de Sagunto, que apenas le permite enviar un tercio de su capacidad de producción. Es decir, desde hoy hasta junio, o bien habría que ampliar esas tuberías o tendrían que esperar tres días para llenar un barco con 20.000 metros cúbicos.

Sagunto es una de nuestras 765 desaladoras; 99 de gran capacidad en un país puntero en Europa.

“Hacemos pasar el agua a través de una membrana de manera que las sales se quedan retenidas en una cara de la membrana”, explica Mariola Durá, directora de la desaladora, explicando cómo funciona.

Para ello, hace falta mucha presión que necesita energía: “El 70% del coste de producción del agua es energía”, señala Durá.

Esa energía encarece el agua utilizada, pero “en época de emergencia no hay debate económico”, como apunta Jaime Lora, catedrático de Química en la UPA.

Llevarla a Cataluña eleva más el precio: “Meterla en un barco, trasladarla, que no se estropee”, apunta Andrés Molina, director del Instituto del Agua UA.

Es un precio poco práctico para la agricultura: “Cuatro o cinco veces más cara el agua de desalación que el agua del trasvase”, añade Molina. Además genera también un residuo contaminante, como es la salmuera, que tiene “una elevadísima concentración de sal” que hay que controlar “haciendo pruebas y análisis biológicos”, como apunta Lora.

“Tienen que considerar la desalación como un seguro hídrico”, explica, poniendo de relieve que se trata de una solución que, pese a todo, puede ser vital en estos tiempos de crisis climática.

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