Cuidar la salud de todas las maneras posibles se convierte casi en inevitable conforme se cumplen años, intentando llevar una vida menos sedentaria, haciendo ejercicio físico siempre que sea posible, reduciendo los niveles de estrés o intentando que nuestra alimentación sea lo más equilibrada y saludable posible.
Algunos problemas de salud, que son más frecuentes con la edad, pueden mejorar si seleccionamos la alimentación adecuada, no solo variada, sino con determinados alimentos que pueden ayudarnos, por ejemplo, a cuidar nuestra tensión.
Un estilo de vida poco saludable puede contribuir a una presión sanguínea alta y por eso hacer algunos cambios puede ser favorable. Evitar el consumo de alcohol, el de tabaco y la vida sedentaria, así como dejar de consumir en exceso algunos alimentos y priorizar el de otros puede ser esencial para disminuir el riesgo de padecerlo.
Conviene reducir el consumo de sal, pero también el de carnes rojas y el exceso de dulces, también evitando las bebidas azucaradas, además de las alcohólicas. Conviene aumentar el consumo de frutas y verduras, de productos lácteos bajos en grasa o que carezcan de ella, hay que incluir en la dieta granos enteros, legumbres, frutos secos, como nueces, y también pescado, carnes magras y aves.
También será necesario, tal y como apuntábamos antes, introducir el ejercicio físico en nuestras rutinas, una media hora de ejercicio moderado al día, que puede ser caminando, nadando, montando en bicicleta… cualquiera con el que nos sintamos cómodos y motivados.
Algunos alimentos concretos también pueden formar parte de nuestra dieta pensada para reducir la tensión, como el aceite de oliva, del que no conviene abusar, pero que podremos tomar a diario; un par de cucharadas será suficiente.
Ajos y cebollas son un habitual en la cocina y podemos tomarlos si queremos reducir la tensión, el ajo actúa como vasodilatador y la cebolla favorece la circulación. Ambas se pueden tomar crudas o emplear para cocinar otras recetas, como un buen plato de legumbres.
Consumimos menos legumbres de las que deberíamos, por eso aumentar su cantidad puede ser bueno para nuestra tensión, además aportan fibra, proteínas, vitaminas y minerales. Verduras como el apio o la alcachofa, que es depurativa, no pueden faltar, y si queremos destacar una fruta, la pera es indispensable, rica en agua y prácticamente libre de grasas, además de ser rica en potasio.
Añade semillas de chía, de lino o de cáñamo, que son ricas en omega-3, que es antiinflamatorio y ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares, como las nueces. Las especias no pueden faltar en esta lista, una solución ideal si queremos reducir el consumo de sal, pero no el sabor de nuestras recetas. Albahaca, tomillo, cúrcuma… y canela para los amantes del dulce.
Hacer cambios notables en nuestra vida no siempre es sencillo, pero la lista de alimentos que se pueden tomar es más amplia que la de elementos a evitar, por lo que puede que solo cambiando la forma de preparar las recetas ya tengamos una buena parte solucionado. Un cambio en la alimentación no siempre es suficiente, por lo que será necesario seguir las indicaciones de nuestro médico y tomar la medicación prescrita.