Sí, hoy es el Día de la gente peculiar, esa que a veces en el mundo de hoy es señalado con el dedo. ¿Te sientes diferente? ¿Te consideras alguien raro que no encaja en lo que la sociedad considera normal? ¿Te han dicho que eres demasiado sensible o demasiado inteligente? El psicólogo Sergi Rufi es doctor en psicología y autor de Una psicología real, El arte de ser auténtico y Manual de espiritualidad rebelde. Y ahora publica La belleza de la rareza (Libros Cúpula). Y parece que el libro cae en tiempo en el que se hace más que necesario. Verle ya es saber que estamos ante una persona, por qué no decirlo, peculiar.
Sergi Rufi sabe de lo que habla porque ha visto mucho. Durante años estuvo ligado profesionalmente al mundo académico en la facultad de psicología de la Universidad de Barcelona, donde fue docente e investigador. Los últimos doce años los ha dedicado a la psicoterapia, acompañando a miles de personas a vivir una vida con menos culpa, vergüenza y frustración, y más conexión, sentido y autenticidad. Por eso cree que este nuevo libro es un ensayo intimista, raro, mitad científico, mitad poético, que describe la diferencia y la rareza humanas desde un punto de vista psicológico, mostrando su dignidad, su sentido y su valía, a la vez que trata de desestigmatizar y desculpabilizar.
Porque aunque estamos en un mundo cada vez más preocupado por las minorías y por proteger el diferente, sigue señalando lo que se sale de la norma. Y haciéndonos aunque no nos creamos cada vez más replicantes. Sí, nuestra vida está cortada por el mismo patrón enganchados al qué dirán, a los likes o a las doctrinas de youtubers, influencers o falsas apariencias. La felicidad es el objetivo, la frustración el resultado. El daño a la salud mental, la consecuencia.
Y es que si lo pensamos bien como dice Rufi, en el fondo, todo el mundo es un poco raro si se lo permite. Solo hemos aprendido a esconderlo para encajar mejor. Porque como el experto señala un bebé nace raro y hace cosas raras. Por eso debemos educarlo y socializarlo. Lo hacemos más previsible. Olvidamos en el camino de la vida que la rareza es un don personal, único. Pero la culpa nos puede, el deseo de socializar. Así que nos miramos en el espejo de hacen la mayoría de celebrities, los modelos, atletas y actores, exhibiendo una vida perfecta y completa, falsa y nos sentimos después culpables por ser como somos. Un error. Que cada vez paga más nuestra juventud. Hay que enseñar a quererse y a valorar eso, que podemos ser unos raros.
El propio Rufi reconoce a Informativos Telecinco lo que él considera que es una persona peculiar en el mundo de hoy. "Alguien que tiende a pensar, sentir o hacer cosas fuera de lo común. Una persona diferente, compleja, intermitente, creativa, crítica, profunda, sensible, evolutiva. Con un mundo interior amplio y propio".
Aunque actualmente en Occidente, "es más sencillo que en cualquier otro lugar o época de la historia de la humanidad", es cierto que hay reacciones ante las minorías o los raros. "Normalmente cuando hay una acción clara y visible hacia una dirección concreta, se da una reacción clara y visible hacia la dirección opuesta. Así funcionan las sociedades polares. Por un lado, está la gente replicante, la la mayoría, un 80%, que repite la seguridad de lo conocido, y por otro, la gente evolutiva que aporta la aventura de lo nuevo, la minoría, del 20%.
El experto, pese a su optimismo natural, "yo pienso que cualquier pasado fue peor. Ahora toca esto. Soy así de raro", lanza un aviso. "El diseño de las sociedades actuales, a nivel tecnológico, científico y relacional, va a traer más sufrimiento y trastorno mental que nunca antes. O al menos, éste será más visible".
Rufi también es crítico con los padres helicóptero. "Un niño necesita de una autoridad, seguridad y límites claros para poder desarrollarse. Además, se suelen tener hijos con muy poca formación sobre psicología y educación, y o se sobreprotegen o se abandonan. Es un oficio complejo el de ser padre, creo que se deberían tener menos hijos. Debería ser una decisión mucho más meditada. A un hijo se le debería garantizar la transmisión de educación, ética, gestión emocional y la capacidad de generarse una economía propia. Creo que sobran hijos y faltan padres".
La soledad es otro de los cánceres de una sociedad cada vez más tecnológica. ¿Se ha perdido la sensación de comunidad en barrios y vecindario? Rufi lo tiene claro. "Lamentablemente, en la actual sociedad de la hiperconexión y la presunta diversidad y variedad, cada vez nos encontramos más solos y nos mostramos menos auténticos. La sonrisa feliz de red social esconde sufrimiento.
Eso por no hablar de los valores sustituidos por otros. "La competición, ostentación, avaricia, superficialidad de las sociedades digitales han sustituido a la colaboración, la humildad, la generosidad y la profundidad de las sociedades analógicas. Además, los referentes (youtubers, celebrities) tiene poca o ninguna aportación moral destacable. Su función consiste, como la de la realeza o la aristocracia, en mostrarse perfectos, completos y sonreír a todas horas. Parece una sociedad de ciegos guiada por ciegos. No importa la calidad sino la cantidad de likes". Y en esas estamos. Así que si lees esto y eres raro, disfrútalo. No quedan tantos.
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