¿Cada cuánto tiempo se deben limpiar los oídos?

  • Los oídos tienen un sistema de auto-limpieza bastante eficiente

  • Para la mayoría de las personas, simplemente sería suficiente con limpiar la parte externa de los oídos con una toalla después de ducharse

  • Cómo destapar el oído para evitar otitis

El cuidado adecuado de los oídos es un aspecto importante de nuestra higiene personal. Aunque muchas personas pueden pensar que la limpieza de los oídos debe ser una práctica diaria, la realidad es mucho más compleja y varía en función de las necesidades individuales de cada persona. Por eso precisamente conviene repasar las líneas generales y recomendaciones para que no se acumule cerumen en nuestros pabellones auditivos.

Frecuencia de limpieza de los oídos

La limpieza diaria de los oídos no es necesaria para la mayoría de las personas. De hecho, los oídos tienen un sistema de auto-limpieza bastante eficiente. El cerumen, comúnmente conocido como cera de oídos, actúa como un agente de limpieza natural, atrapando partículas de polvo y suciedad antes de que lleguen a las partes sensibles del oído interno. Además, el movimiento de la mandíbula, como el que realizamos cuando masticamos, ayuda a empujar la cera hacia la apertura del oído, donde eventualmente se seca y cae por sí sola.

En general los expertos recomiendan hacerlo una vez al mes, como mínimo, aunque lo mejor es establecer rutinas de limpieza cuando realizamos determinadas actividades que puedan afectar a nuestros pabellones auditivos, como la natación o estar en un lugar con más suciedad o polvo del habitual.

Métodos de limpieza recomendados

Para la mayoría de las personas, simplemente sería suficiente con limpiar la parte externa de los oídos con una toalla después de ducharse. Se desaconseja el uso de hisopos (bastoncillos) de algodón o introducir objetos similares para limpiar el canal auditivo, ya que esto pueden empujar la cera más hacia adentro, causando acumulación o incluso daño al tímpano.

También se puede usar una solución de peróxido de carbamida para limpiar los oídos (que puedes hacer tú mismo con tres cucharadas, una de glicerina, otra con solución de peróxido de hidrógeno y una más con aceite mineral.

En caso de exceso de cerumen

En situaciones donde hay una producción excesiva de cerumen que conduce a la acumulación o bloqueo, se pueden utilizar gotas para los oídos u otros agentes ablandadores de cera recomendados por un profesional de la salud. Estos métodos deben usarse con precaución y solo según las indicaciones, ya que pueden irritar la piel sensible del oído. Si se produce una acumulación significativa de cera, es aconsejable visitar a un profesional de la salud para una limpieza, que puede llegar a ser necesaria una o dos veces al año en algunos casos.

Métodos a evitar

Existen métodos de limpieza de oídos que no son recomendados debido a su ineficacia o riesgo potencial. Por ejemplo, la técnica de la velación auricular, que implica el uso de una vela hueca en forma de cono, no se recomienda y puede ser peligrosa, ya que no se ha demostrado que funcione y podría causar quemaduras o daños en el oído.

En definitiva, se podría decir que la limpieza de los oídos es una parte menos intensiva de la higiene personal de lo que muchos creen. Mantener la parte exterior del oído limpia y dejar que el cuerpo maneje la mayor parte del trabajo de limpieza interna es generalmente la mejor práctica. En casos de acumulación excesiva de cera, es preferible buscar el consejo y la asistencia de un profesional de la salud.