La abogada Raquel Díaz, que denunció que su exmarido la había arrojado por la ventana el 27 de mayo de 2020 en la casa que compartía en Toreno (León), lo que le causó lesiones que la han dejado tetrapléjica, ha asegurado este lunes que durante los cuatro años que pasó junto a él vivió un "continuo horror" con agresiones físicas, vejaciones e insultos.
Durante su declaración en la primera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de León, la mujer ha acusado a su exmarido, el exconcejal del Ayuntamiento de Ponferrada (León) Pedro Muñoz, de violarla continuamente, lo que ha provocado la sorpresa de la fiscal, que le ha preguntado cómo no había denunciado unos hechos de tal gravedad durante la instrucción del caso.
En este sentido, la mujer ha explicado que, tras salir del coma, ha ido recordando paulatinamente muchas de las agresiones sufridas.
Ha añadido que cuando ella planteaba que lo mejor era que se separaran, su exmarido la amenazaba con matar a toda su familia, empezando por la hija que tiene de un matrimonio anterior.
La mujer ha repetido en el juicio que fue su exmarido quien la arrojó desde una ventana en su casa tras un discusión, mientras que el acusado ha insistido que se trató de una caída accidental y que la encontró en el suelo ensangrentada.
El Ministerio Fiscal pide una pena de 18 años y 9 meses de prisión para el exconcejal de Coalición por el Bierzo (CB), al que acusa de cinco delitos, aunque en el de intento de homicidio aplica la atenuante de "arrepentimiento", ya que el acusado llamó al 1-1-2 cuando se produjo el suceso y colocó a la víctima en posición de seguridad, debido a que es enfermero de profesión.
La Fiscalía sostiene que la mujer fue víctima de "malos tratos continuados" por lo que reconoce también violencia psíquica, y acusa a Muñoz además de un delito de injurias y de amenazas por los insultos a los que era sometida.
En total, a los doce años de prisión que se suman por el delito de intento de homicidio que se le imputa a Muñoz, se añaden tres más por la violencia habitual a la que la Fiscalía considera que estaba sometida la víctima desde el principio de la relación, y agrega otras penas por la violencia psíquica y amenazas.
Muñoz fue detenido 1 de junio de 2020 por la Guardia Civil como supuesto autor de un delito de violencia machista después de que su mujer ingresara tres días antes, en estado grave, en un hospital de León.
Aunque el concejal aseguró que se trató de un accidente, las investigaciones desembocaron en su detención ante algunas evidencias que ponían en entredicho su versión de los hechos y apuntaban a una agresión e ingresó en la cárcel hasta el 25 de mayo de 2022, cuando obtuvo la libertad a la espera de juicio.
En la declaración que ha abierto el juicio, el acusado ha recordado que el día de los hechos estaba viendo la tele y cuando se cansó la apagó y fue a buscar a su mujer sin encontrarla.
"Me empecé a preocupar y la encontré estirada en el suelo al lado del pozo", ha declarado Muñoz en la primera jornada de la vista oral que se prolongará hasta el 21 de diciembre.
Muñoz ha explicado que cuando encontró a su mujer trató de protegerle la columna y la introdujo en la galería, donde buscó un cojín, la colocó de lado y llamó al 1-1-2.
El acusado ha negado que hubiesen discutido esa tarde y ha afirmado que la víctima mintió en su declaración.
A preguntas de la fiscal ha reconocido que la insultó "alguna vez", fruto de la desesperación por las discusiones continuas que mantenían y, aunque ha negado que la agrediese en esos enfrentamientos, sí ha reconocido que la inmovilizó alguna vez "para que no destruyera la casa porque se ponía a dar patadas y a romper cosas fuera de control", lo que ha vinculado con el consumo de alcohol.
La fiscal ha reproducido en la sala un audio de una llamada de la víctima al servicio de emergencias 1-1-2 en mayo de 2018, en la que se le escucha llorar, gritar y suplicar auxilio.
"Se cabreó por algo y empezó a montar el número y yo a intentar calmarla. No podía hacer otra cosa. ¿Por qué llamas al 1-1-2 y luego cortas la llamada? ¿Por qué no dices, oye necesito ayuda?", ha insistido.
Frente a esta declaración, Raquel Díaz ha remarcado que fue arrojada por una ventana desde una altura de unos dos metros y que una vez en el suelo su exmarido la golpeó con un palo "parecido a una bate de béisbol".
Ha relatado que pasó cuatro años siendo víctima de continuas agresiones y vejaciones por parte de su exmarido, al que ha definido como un "psicópata narcisista", hasta el punto de que se refería a la casa que compartían en Toreno como "la finca de los horrores".
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