Adelgazar y engordar afecta para bien o para mal a nuestro organismo. Los cambios de peso no solo tienen consecuencias estéticas, sino que también se ven reflejados en nuestra salud a todos los niveles. De hecho, incluso pueden afectar a la vista, aunque en este caso adelgazar será beneficioso, mientras que engordar, todo lo contrario.
Tanto es así que en Federópticos aseguran que “bajar de peso es la mejor manera de proteger la salud visual, evitando o minimizando el riesgo de desarrollar enfermedades visuales derivadas de la obesidad”. Por supuesto, esa pérdida de peso debe realizarse bajo la supervisión de un especialista y siempre optando por una dieta rica y variada.
En cambio, ganar kilos no ayuda precisamente a nuestros ojos. Tal y como explican en Visión Oftalmólogos, “un equipo de investigadores finlandeses examinó la salud ocular de 22 pacientes obesos antes de perder peso y seis meses después, con un peso sensiblemente menor tras una cirugía bariátrica y encontraron que la salud ocular de los pacientes era mucho mejor después de haber perdido peso”.
Por lo tanto, la obesidad supone un peligro para nuestros ojos, toda vez que se multiplican las opciones de padecer alguna enfermedad grave. Estos mismos especialistas mencionan la degeneración macular, la retinopatía hipertensiva provocada por una presión arterial alta o la retinopatía diabética como posibles problemas.
Sobre este tema también ofrece su punto de vista Óptica Vaca, cuyos especialistas consideran que la obesidad “aumenta las posibilidades de padecer enfermedades oculares graves tales como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), el glaucoma, las cataratas o la retinopatía diabética”.
Todo se debe a que una acumulación excesiva de grasa afecta al sistema circulatorio, de manera que si se ven afectados los vasos sanguíneos que van hasta los ojos, la visión termina deteriorándose.
A esto hay que unirle que “los altos niveles de glucosa en la sangre, propios de la diabetes, provocan el desarrollo de la retinopatía diabética”. Tal y como explican, en la primera fase de la enfermedad no se experimentan síntomas, con lo que la persona que está engordando no se percata de que está provocando un problema en su vista. Sin embargo, la situación se torna más grave hasta producirse un desprendimiento de retina, lo que podría devenir en la pérdida de la visión.
Así pues, queda bastante claro que los cambios de peso pueden afectar tanto positiva como negativamente a nuestra visión. Si adelgazamos de una manera coherente y se eliminan los kilos de más, nuestros ojos lo agradecerán. Sin embargo, si comenzamos a engordar, las posibilidades de sufrir una enfermedad ocular aumentarán considerablemente.
Por esta razón, desde el Centro de Oftalmología Barraquer apuntan que “la mejor manera de mantener una buena salud visual es llevar una dieta variada y equilibrada, que incluya fruta, verdura y pescado, controlar el sobrepeso, evitar el tabaquismo, hacer ejercicio físico moderado de manera regular y protegernos de la radiación ultravioleta de la luz solar”.