Las gafas de sol no solo son un complemento para mejorar los “looks” del verano, sino que deben convertirse en un elemento habitual para protegernos de los rayos ultravioletas del sol. Por lo tanto, en el momento de adquirir unas, conviene elegir aquellas que estén homologadas, aunque cuesten un poco más que las que se encuentran en algún puesto callejero, ya que, de lo contrario, la salud ocular puede verse afectada.
Lo cierto es que en España no somos demasiado conscientes de que unas gafas de sol no homologadas pueden ser más perjudiciales que si no llevamos nada y exponemos los ojos a la potente radiación solar de los meses de verano. Según informa en su web la Asociación Española de Optometristas Unidos “en España, una de cada tres gafas de sol comprada es adquirida en mercadillos, ‘top manta’ o puntos de venta ambulante similares, lo que supone un riesgo para la salud ocular, ya que estas lentes no están reguladas y no aseguran protección”.
Es más, esta asociación hace referencia a un estudio realizado en la Universidad Complutense de Madrid, en el que se constataba que más del 90 % de los modelos que se comercializan en mercadillos y puestos callejeros no protegen los ojos adecuadamente. “Lo preocupante de los resultados que arroja el estudio no es que un 25 % de las gafas no protejan de la radiación solar, sino que además un 93 % son dañinas para la visión. Un 45 % de la muestra analizada provoca visión defectuosa, un 26 % no pueden ser utilizadas para la conducción y un 57 % provoca desviaciones oculares indebidas y somete al ojo a un maltrato que puede generar importantes patologías”, explican.
Es necesario tener muy presente el hecho de que unas gafas de sol no son únicamente un cristal tintado con el que se evita la intensa luminosidad del astro rey. De hecho, lo más importante es que cuenten con filtros que impidan la llegada de los rayos UV.
Lejos de proteger los ojos, las gafas no homologadas provocan un efecto contrario, ya que oscurecen nuestra visión y, como consecuencia, la pupila tiende a dilatarse mucho más, permitiendo la acción directa de los rayos UV sobre ella. Obviamente, esto supondrá un problema para la salud ocular a corto, medio y largo plazo. Según el Colegio Nacional de Ópticos Optometristas, el uso de este tipo de gafas puede provocar “afecciones como queratoconjuntivitis, queratitis o cataratas prematuras”.
“Las gafas de sol que se venden de forma ilegal y en establecimientos no autorizados no llevan lentes con filtros de protección solar adecuados, de ahí que sean el desencadenante de estos problemas. Para evitarlos, a la hora de hacer nuestra compra, es fundamental que nos aseguremos de que las lentes cuenten con filtros especiales que impidan que lleguen al ojo las radiaciones dañinas, como el infrarrojo y el ultravioleta, y reduzcan la intensidad de las radiaciones visibles”, expone en el Colegio Nacional de Ópticos Optometristas.