El acusado de abusar de su sobrina en Santander niega los hechos y la víctima ratifica la denuncia: "Era como un ritual"

El hombre acusado de abusar sexualmente de su sobrina, desde que tenía tres años, ha negado los hechos que se le imputan en el juicio tras indicar que la relación que tenía con la menor “era normal”. Así, ha señalado que ve un motivo económico detrás de la denuncia: “Estaban obsesionados con el dinero y con quitarme de en medio”. El varón ha destacado que la veía muy poco, cuando venía de vacaciones a Cantabria, y que sus padres no le dejaban estar con ella.

La víctima, que ahora tiene 19 años, ha ratificado lo denunciado en la Sala y ha explicado diferentes episodios donde el procesado le realizaba tocamientos mientras la bañaba o le cambiaba el pañal o el pijama. “Era como un ritual”, ha destacado tras rememorar que hacía siempre los mismos movimientos y reafirmando que llegó a introducirle los dedos en la vagina.

Su tío le pedía que no contase nada porque era alguien “especial”

La joven, que ha testificado acompañada de una persona, ha explicado ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial que tardó en contar y denunciar lo sucedido porque le daba "vergüenza" y porque no quería “hacer daño a nadie”. “Era mi familia. No quería romperla”, ha descrito entre lágrimas.

Su propio tío le pedía que no contara lo ocurrido diciéndole primero, cuando era más pequeña, que era alguien “especial” y que “no había nada de malo” en lo que hacía. Cuando era más mayor, le advertía que si hablaba, le pasaría “algo malo” a sus padres. La víctima presenta síntomas de ansiedad y depresión de larga evolución y fue tratada de un intento de suicidio.

El hombre se enfrenta a ocho años de cárcel

"Mi vida se basa en miedos, recuerdos y preocupaciones", así lo ha descrito la joven en el juicio que se celebrará a lo largo de la semana y que en esta primera sesión ha incluido la declaración de otros familiares.

El procesado se enfrenta a ocho años de cárcel por un delito continuado de abuso sexual a un menor de trece años con acceso carnal y solicita que indemnice con 10.000 euros a la víctima por los daños morales. La acusación particular, ejercida por la madre de la chica, eleva su petición a doce años de cárcel y 100.000 euros, y la defensa niega los hechos.

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