El acoso escolar forma parte de la realidad que viven muchos alumnos en sus centros educativos. Los colegios e institutos tienen protocolos lentos e ineficaces para atajar el bullying que es la principal causa de suicidio en menores en España. Muchos padres se mueven cuando sus hijos son los acosados, pero se resisten a creer que su niño querido sea capaz de 'machacar' al compañero de gafas o al gordito. ¿Cómo nuestro hijo se convierte en un acosador y cómo enfrentarlo?
Los niños que acosan juegan en la videoconsolas, patean una pelota en el parque, se sientan en el sofá cuando visitan a la abuela. ¿Qué tienen de diferentes los menores acosadores y por qué tienen ese comportamiento?
Javier Urra, Pedágogo y psicoterapeuta, Director Clínico de Recurra Ginso habla del perfil "muy claro" de un niño acosador : "chicos normalmente fuertes físicamente, que se saben no queridos pero que quieren ser respetados desde el miedo; tienen capacidad de liderazgo que para juntar a 3 o 4 que lo apoyan y que son su grupo. A partir de ahí imponen una ley mafiosa a partir del miedo. Buscan a alguien que no sepa defenderse bien lo ridiculizan lo vejan".
España ocupa la tercera posición en casos de acoso escolar en el mundo, según un estudio de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras para Europa, América, Asia, Oceanía y África que . Durante el año 2020-2021 los casos reportados fueron 11.229, y en el período 2022-2023 este número se incrementó a 69.554 casos. Urra, con experto en salud mental infanto juvenil compara el acoso escolar "con los incendios son muy difíciles de combatir cuando ya se han disparado".
De ahí la importancia de estar "atentos a cualquier gesto" de nuestros hijos, de nuestros alumnos para detectar algún comportamientos contra el que "tenga las orejas de soplillo, porque sea de otra raza, porque tengo otra identidad sexual o sea muy empollón". "Hay que educar en el respeto" y las aulas, porque "la escuela es sobre todo un lugar de formación en la educación, en el respeto al distinto".
Casi el 10% de los alumnos de primaria (9,53%) de los colegios españoles reconoce haber sufrido acoso escolar y un porcentaje muy similar, el 9,2%, haber sido víctima de ciberbullying, aunque los padres que piensan que sus hijos han sido acosados descienden al 7,7%. Así se desprende del primer Estudio Estatal de la Convivencia Escolar en Educación Primaria.
Hay que educar contra el acoso a todos, desde edades tempranas para que los niños cuenten cuándo uno de ellos está siendo machacado por otro "y enseñarles que eso no es ser chivato", -aclara- "¡eso es ser valientes!", porque si lo haces "os ponéis del lado de la víctima, no del verdugo", subraya Javier Urra, autor de numerosos libros como 'El Pequeño dictador crece' (La Esfera de los Libros), 'La Huella del silencio, estrategias de afrontamiento y prevención del acoso escolar" (Edic. Morata).
De la misma opinión son los especialistas de la Asociación Españla de Prevención del acoso escolar (AEPAE) que incluyen en la ecuación para luchar contra el acoso a los propios alumnos. Ofrecen una serie de consejos para evitar que los compañeros se conviertan en cómplices de los acosadores y por el contrario, sean aliados de las víctimas.
Entre las recomendaciones al grupo está "el no repitas las mentiras que cuentan sobre tu amigo/a, escucha a la persona afectada y ofrécele tu confianza, pregunta qué puedes hacer para ayudar, porque "un pequeño gesto, como "acoger a esa persona en tu grupo puede salvarla de que la molesten".
Los padres reaccionan muy rápido cuando sus hijos son los acosados, las víctimas, pero les cuesta mucho entender cuando su hijo es el acosador, ignorando que ejercer de "abogados de sus hijos" cuando este se comporta mal puede tener graves consecuencias para el futuro adulto.
"Muchas veces los padres dicen, 'yo no me imaginaba que mi hijo es un agresor'. La mayoría de los casos no es verdad, alerta este especialista, porque los niños que acosan "normalmente son chavales también muy agresivos en el hogar, que se vuelven contra los padres y en el Centro Recurra Ginso, lo sabemos por la "cantidad de casos que atendemos de violencia filioparental. Hay padres que miran para otro lado, cuando realmente lo que pasa "es que tienen miedo", asegura Urra que ha atendido un millar de estos casos.
El especialista advierte a estos padres que adoptan el "papel de defensor del hijo, aunque sea un agresor y hace como que es un equívoco", convirtiéndose en "abogado de su hijo". No los ayudan, "porque el agresor aprenderá a que le tengan miedo".
Desde la Asociación Española coinciden en la importancia del papel de los padres en la prevención de el acoso escolar (AEPAE); aconsejan que si detectan que sus hijos "favorecen el acoso escolar directa o indirectamente" tienen que evitar defenderlos, pero la solución tampoco es "castigarlos violentamente": "hazle ver las consecuencias de sus actos. Nunca es demasiado tarde y es muy probable que necesite ayuda psicológica", explican. Además recomiendan que sean los propios padres los que se pongan en "contacto con la escuela" y comuniquen "la situación que te ha hecho saber su hijo.
Eso no quita que en las escuelas, colegios e institutos los profesores son los máximos responsables de evitar el acoso escolar. Son ellos los que "tienen que marcar liderazgo" para que sean ellos los que tomen las medidas contra los agresores y protejan a la víctima. Y para ellos tienen que "estar atentos en los patios, en los cuartos de baño, en los aseos, en los comedores" para actuar porque "la sanción es parte de la educación".
Sin embargo, en este punto se pregunta Urra cóm un profesor puede reeducar a un niño que acosa. "Este es un tema importante, qué herramientas tiene un profesor o una profesora? ¿Qué capacidad tiene para sancionar a un niño, echarle una semana de clase? ¿Cómo va a volver? Y responde: "Lo que sirve es formar a todo el grupo en defensa de quien lo merece, de un compañero que por nada del mundo tendría que ser vejado o ridiculizado".
Es difícil detectar el acoso porque "las víctimas tienen miedo a que al denunciar la violencia vaya in crescendo" al temer que la denuncia no vaya suficientemente rápido y obtenga "más violencia", porque el que "violenta en la escuela o en el hogar lo hace dentro del secretismo del grupo" por eso al que denuncia hay que defenderlo con inmediatez y eficacia."
A eso se le suma que el bullying puede surgir dentro de las aulas, pero extenderse fuera de ese espacio y seguir en redes, a través de los chats de grupos de estudiantes convirtiéndose en ciberacoso, amplificando la persecución y con ello el sufrimiento de las víctimas.
Muchas veces ya en estos canales escapan del filtro familiar o educativo por lo que los niños acosados están más indefensos, uno de las razones por las que no valga esa idea errónea de que 'siempre ha existido acoso'. Sí, es verdad, pero ahora es peor.
El 56% de los adolescentes entre 13 y 17 años teme sufrir acoso a través de Internet, según un estudio realizado por Microsoft entre niños y adolescentes de entre 8 y 17 años, en una veintena de países, entre ellos España. Los resultados de este análisis revelan que el 37% admitió haber tenido experiencias negativas que podrían considerarse como acoso o bullying. Un 19% había sufrido trato ofensivo. Un 20% burlas. Un 18% había sido llamado con motes ofensivos.
En los centros escolares, sólo el 23% de las escuelas tiene un plan de acción contra el ciberacoso y sólo el 37% imparte algún tipo de orientación preventiva, según datos de la AEPAE.
Reino Unidos es uno de los países que ha decidido sacar los móviles de las aulas para favorecer la concentración, pero también para evitar el acoso escolar. Algunas comunidades españolas comienzan a regular el uso de estos dispositivos que tantos problemas crean en los centros educativos.
Toni García Arias, finalista del prestigioso Nobel de la Educación y Mejor profesor de España es tajante sobre la presencia de móviles en los espacios de enseñanza. "¡Un teléfono móvil en un centro educativo no pinta nada!" y alerta que estos provocan "problemas y conflictos" por las dificultades de controlar en un colegio o instituto 2.000 móviles.
"Antes no había ciberbullying, explica Urra, "pero hoy en día un niño se va el viernes a casa y saben que se van a meter en su hogar, en su habitación, en su pantalla para seguir ridiculizándolo". Estas herramientas han amplificado la eficacia del acoso, su intensidad y el sufrimiento de las víctimas. En el ciberacoso "no hay descanso, es de lunes a viernes de viernes a lunes y eso genera una desesperanza terrible".