Conmoción, luto y dolor en la escuela privada de la Catedral de San Andrés de Sídney, donde todavía todos permanecen en shock tras el terrible asesinato de una popular entrenadora de waterpolo. Lilie James, de solo 21 años, fue asesinada a martillazos. Su cuerpo sin vida fue localizado en el baño del gimnasio de la escuela después de que las autoridades recibiesen una llamada de alerta de quien era su expareja.
Fue Paul Thijssen, un joven de 24 años también entrenador en el mismo colegio privado, el que llamó a la Policía contándoles donde se encontraba su cadáver, lo que pronto le situaría como el principal sospechoso del asesinato.
Cuando los agentes llegaron al lugar, no había dudas: por la naturaleza de las horribles heridas que Lilie presentaba en la cabeza, estaban ante un homicidio, por lo que rápidamente se dio inicio a una investigación para esclarecer los hechos.
Fue así como las autoridades comprobaron que las cámaras de seguridad del ‘St Andrew’s Cathedral School’ captaron cómo Paul Thijssen siguió a Leslie hasta el baño. Una hora después, también registraron cómo salía de allí, pero sin ella.
Con estos datos, la Policía se apresuró inmediatamente a dar con el paradero de Thijssen, para lo que analizaron la llamada que efectuó dando aviso a las autoridades. Fue así como comprobaron que la realizó justamente desde las inmediaciones de la cima de un acantilado conocido como ‘The Gap’, en Vaucluse, suburbio del este de Sídney.
Al desplazarse hasta allí y llegar a ese punto concreto, los agentes hallaron diversas pertenencias del joven, pero ni rastro de él. No sería hasta más tarde cuando unos trabajadores del sector de la construcción advirtieron un cuerpo flotando en el agua. Era el de Thijssen, que presumiblemente saltó desde lo alto del acantilado.
Según la investigación, así como las declaraciones de una amiga de la joven citadas por medios como Daily Mail, Lilie y Thijssen habían mantenido una corta “relación secreta”, pero ella quería dejarlo y él, como subrayan quienes les conocían, no habría aceptado el ‘no’ por respuesta.
Todos los indicios apuntan al joven de origen neerlandés como autor de la muerte de Lilie. Los investigadores, que hallaron en un contenedor cercano al colegio un martillo que podría ser el arma utilizada para el crimen, no buscan a otro sospechoso. Thijssen, además, llegó incluso a enviar un mensaje desde el móvil de Lilie dirigido a su progenitor. En él, ese miércoles 25 de octubre en el que se contextualiza el macabro asesinato, según publica 7News, le pedía que fuese a recogerla a la escuela privada.
Dos días después, a primera hora de la mañana del viernes 27, era localizado el cuerpo sin vida de Thijssen, en lo que los investigadores analizan como un suicidio.
Tras estos hechos, el centro en el que ambos daban clases fue cerrado entre multitudinarios gestos de recuerdo a la joven asesinada. Algunos de los estudiantes, que hoy la recuerdan por su bondad, su inteligencia, su vitalidad y su potencial, han tenido que recibir apoyo psicológico tras conocer el atroz crimen.