Algunos defienden que es un deporte de riesgo y otros una forma de arriesgar la vida. El parkour siempre está en el límite y los vídeos difundidos suelen generar polémica, como uno grabado en Tenerife recientemente.
Un joven realizó un peligroso salto desde un aparcamiento: se lanza y se abraza a una farola, a 12 metros de altura, para deslizarse por ella hasta el suelo y después escapar corriendo. Ocurre a plena luz del día frente a un conocido centro comercial tinerfeño. Una polémica que se produce tras lo ocurrido en el Cable Inglés de Almería, así como otras controversias.
La farola, con una altura de 12 metros, presenta grandes riesgos. Para saltar desde el aparcamiento a la estructura cilíndrica, desde el edificio, hay que superar un metro y medio: "De locura", señalan algunos vecinos. "Con riesgo de matarse", añaden.
Y es que este salto a la farola en concreto es más que habitual. Los vídeos de numerosos aficionados inundan la red en forma de desafíos. Pero también los profesionales lo consiguen incluso con una voltereta. La arquitectura urbana da para mucho, aunque siempre hay riesgo.
"Me produjo una tetraplejia". Así acabó Miguel, un profesor de parkour canario, tras una fallida pirueta. Conocimos su historia hace unos meses. Y es que, en esto, el fallo se vende muy caro. La controversia persiste con estas acciones.