El Centro Penitenciario Herrera de la Mancha (Ciudad Real) tiene entre sus rejas a los peores delincuentes de España. Entre ellos a José Bretón, que fue condenado por matar a sus dos hijos, Ruth y José. No saldrá de Herrera de la Mancha hasta 2036. Los hermanos de seis y dos años desaparecieron el 8 de octubre de 2011 en el parque Cruz Conde de Córdoba. Hace ya 12 años.
Francisco Javier Almeida ha sido el último en ingresar en la prisión de los monstruos. Allí están el Chicle, asesino de Diana Quer, Sergio Morate, que mató a su exnovia Marina Okarynska y a su amiga Laura del Hoyo en Cuenca; Tony King, el 'ejecutor' de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes y Miguel Carcaño, condenado por el asesinato de Marta del Castillo.
Estamos ante una cárcel de máxima seguridad con 297 celdas (260 normales y 37 complementarias). Se inauguró el 22 de junio de 1979 y está ubicada en el término municipal de Manzanares, en Ciudad Real. José Bretón estuvo antes en la cárcel de Villena donde sí que dio problemas con quejas constantes.
El diario El Mundo desveló que en la cárcel de Herrera de la Mancha, José Bretón, Miguel Carcaño y Sergio Morate participaron en un taller de diálogo dentro de la cárcel junto a otros diez en una iniciativa de reinserción. Bretón confesó en esas charlas el asesinato de sus hijos. "Estuve 15 días planeándolo todo, porque quería hacerle daño a ella. Tranquilos, los niños no sufrieron. Yo jamás les haría daño". En esas charlas, por primera vez reconoció los hechos y confesó que "lo que yo hice es lo peor que puede hacer un ser humano". Sergio Morate se arrepintió sobre todo del impacto de sus actos en su familia y en su madre aunque sí tuvo un dardo para Bretón: "Me parece injusto que me caigan 48 años y otros que han asesinado a sus hijos tengan menos condena", dijo. Mientras que Carcaño, por ejemplo, que ahora quiere ser padre, dijo entender que la gente le odiara. "Estoy aquí por haber asesinado a mi amiga Marta", admitía.
En octubre de 2016, Bretón intentó cortarse el cuello con una cuchilla de afeitar. Se rajó la yugular. Le salvaron la vida. José Bretón pasa desde entonces la mayor parte de su tiempo en la Enfermería y mantiene una monotonía constante. Su comportamiento es bueno. El problema son los demás presos. José Bretón está incluido en el programa de internos a quienes se aplican especiales medidas como el protocolo de prevención de suicidios. Es un tipo metódico y enfermo de la limpieza. .Apenas recibe visitas y es muy sumiso, realizando incluso tareas de ordenanza.
Tranquilo, callado, la misma imagen que dio el día que desaparecieron sus hijos Ruth y José. La investigación de lo que en un principio se creyó un secuestro obra de algún pederasta, dio un vuelco: em horas y tras interrogar al progenitor, todo indicaba que éste no decía toda la verdad. Y las cámaras la delataron. Dijo que iba con sus hijos, pero no.
En un primer registro del domicilio paterno -Las Quemadillas- encontraron una hoguera con algunos restos óseos que certificaron que procedían de un animal. En concreto, de un perro. En octubre de 2012, once forenses y peritos certificaban que los restos eran humanos. El padre fue condenado por matar a sus hijos. Ruth, su expareja, describió a José como un hombre “controlador, machista, celoso y obsesivo”. Un lobo con piel de cordero.
La Audiencia Provincial de Córdoba condenó finalmente el 22 de julio de 2013 a José Bretón a 40 años de cárcel por un doble asesinato donde mediaron como agravantes el parentesco, la premeditación y el carácter despiadado demostrado por Bretón en la ejecución de los hechos. En marzo de 2015 la condena se vio rebajada hasta un máximo de 25 años.