Cazar lobos sí, cazar lobos no. Controlar su número o respetar su expansión natural...Esa es la cuestión planteada en las últimas semanas de nuevo por las asociaciones de ganaderos y los defensores de los lobos. De fondo y como origen de la polémica, el plazo abierto por la Comisión Europea para que los sectores afectados den sus datos y opiniones sobre las consecuencias que está teniendo la especial protección del lobo en la UE. En especial ha abierto ampollas esta frase de la presidenta Úrsula Von der Leyen pidiendo una reflexión, debido a que la concentración de manadas de lobos se ha convertido en “un verdadero peligro para el ganado y potencialmente también para los seres humanos".
Este último aspecto, su riesgo para las personas, lo tiene muy claro Alberto Fernández, biólogo de la Estación Biológica de Doñana-CSIC. "Esas declaraciones de la presidenta de la Comisión son impropias de un representante público porque son falaces... Los datos científicos nos dicen que no ha habido ataques de lobos a personas en el siglo XXI y aunque es cierto que el riesgo cero no existe, es riesgo es tan bajo como el que pueden suponer otros animales salvajes como los osos... Es un riesgo bastante más bajo como practicar actividades de ocio como la caza que supone cada año decenas de muertos en Europa y no he oído a ningún político hablar de restringir la actividad cinegética por esta causa", asegura Fernández, que añade que la evaluación abierta por la Comisión Europea "es improcedente porque las evaluaciones de las especies protegidas por la directiva Hábitats tienen un procedimiento y unos tiempos y esto está claramente fuera de este procedimiento".
Pero las asociaciones de ganaderos -como UAGA y UPA- y los cazadores han aprovechado la oportunidad para exponer quejas y argumentos. Afirman que desde que se incluyó al lobo en el Listado de especies de especial protección en 2021, con la prohibición de cazarlo excepto en situaciones muy excepcionales y con el permiso administrativo, las manadas se han multiplicado y con ellas los ataques a los rebaños.
Según Ceferino Alonso, ganadero de Moreira (Lugo), "cada vez sufrimos más ataques y las indemnizaciones son escasas". Se queja de que por ternero perdido los compensan con 250 euros, mientras meses después en el mercado valdrían sobre 1800 euros y encima tienen que realizar muchos trámites y demostrar que han sido los lobos".
Misma queja entre los ganaderos de Zamora. "Entra y te mata 20, 25, 30... A mi aún no me han pagado un duro. Y lo peor no es ya eso. El último ataque provocó 146 abortos, estamos hablando de unas pérdidas de más de 20.000 euros", cuenta Felipe Lesco.
María Dolores Martín, ganadera de Cabañas de Sayago, afirma que mínimo el lobo causa 12 pérdidas al año que nadie le compensa "porque si no encuentras el cadáver no te pagan nada... El lobo sí está protegido, los terneros no. Si te mata un ternero no pasa nada, ahora, mata tú un lobo a ver qué te pasa".
Castilla y León es la comunidad con más manadas de lobos, seguida de Galicia, Asturias y Cantabria. En total, según los distintos censos realizados en los últimos años, se calcula que hay entre 300 y 350 manadas. Su tamaño varía según las temporadas y quien hable de ello. Para algunos son de 4 o 5 lobos, mientras voces críticas hablan de manadas de 9 o 10 lobos que hacen "masacres" en los rebaños.
Ignacio Martínez es presidente de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico ASCEL, la que logró introducir al lobo en el Listado de Especies Protegidas en septiembre de 2021. Afirma que la situación actual es "bastante esperpéntica. Se trata de una consulta -la de la Comisión Europea- extemporánea, no reglada, que no se ajusta a los procedimientos largos y complejos por los que podría reglarse un cambio en la directiva Hábitat... Pero en todo caso lo que es muy importante es explicar que la protección del lobo en España se debe a factores endógenos, a una propuesta que ASCEL hizo... No se protege a una especie por capricho de unos ni de otros. Hay unas normas". Puntualiza que aunque la iniciativa de la Comisión desembocara en un cambio en la directiva eso no cambiaría la protección del lobo en España.
Además Martínez y otros defensores del lobo ibérico argumentan que los ataques no se producen cuando el ganado se encuentra debidamente protegido. Y las herramientas esenciales son vallados, perros y pastores aunque también se ensañan burros etc.
"Cuando hablamos de ataques o de daños igual tenemos que hablar de ganado privado indebidamente atendido porque si se atiende al ganado, si se gestiona bien, no hay daños".
Otras voces, como la de Antonio Herrero, del proyecto del lobo ibérico Iberian Wild Track, se distancian de estos argumentos. Su grupo trabaja en la sierra de Guadarrama para tratar de acercar a ganaderos y animalistas. Tienen un proyecto para hacer salidas de avistamiento del lobo ibérico en fincas privadas de ganaderos que sufren muchos daños por los ataques. "Nosotros intentamos a través de estas salidas que el ganadero vea un beneficio económico, no sólo perjuicio", cuenta, porque "el que está pagando todos estos daños es el ganadero, entonces nosotros estamos a favor del lobo vivo, protegido, por supuesto, pero bien gestionado. Un plan del Lobo que se lleva esperando mucho tiempo que no llega que gestione bien el lobo". Proponen establecer corredores para mover al lobo de lugares donde hay demasiados a donde están extinguidos o incluso de volver a probar los muladares. Allí hace unos años los ganaderos dejaban la carne de cabezas de ganado muertas para alimentar a otros animales como el lobo y no mataba..."Ahora se ha prohibido".
Lo que no niegan ni unos ni otros es su papel clave en el equilibrio del ecosistema. Se alimentan de animales salvajes –como ciervos o jabalíes– enfermos de tuberculosis, reduciendo por los brotes de esta enfermedad o la sobrepoblación de especies. Aspectos que cada día difunden en el Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León, un complejo educativo situado en Robledo, en Puebla de Sanabria. Allí, el momento culmen cada día es la alimentación de sus lobos que viven en semilibertad. María José Rodríguez Ferrero, técnico de Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León lo tiene claro. "El lobo no es siempre el malo de la película. Lo que intentamos aquí es que los visitantes salgan con la idea de que el lobo no es tan malo como lo pintan sino que hay que tratar de coexistir y buscar un equilibrio".
En esa idea incide Luis Miguel Domínguez, de la Asociación Lobo Marley. "En España hay unos 2.000 ejemplares de lobo ibérico, bueno esos 2.000 ejemplares ¿están permanentemente matando y atacando? No. es como los documentales malos en los que el tiburón blanco siempre aparece con la boca abierta y enseñando los dientes...Con el lobo pasa lo mismo está estigmatizado desde siempre. Le ha costado esto al lobo miles de ejemplares que han muerto".