Aretria, una bebé de ahora diez meses de edad de Birmingham (Reino Unido), nació con unos grandes ojos azules. Todo el mundo se fijaba en ellos y destacaba lo bonitos que eran, pero cuando la niña tenía seis meses de edad, uno de ellos se nubló. Su madre ha decidido compartir su historia para alertar a otros padres.
“Nunca esperé que los grandes y hermosos ojos de Ari fueran algo malo”, expresa Luise Bice, madre de Aretria, que fue diagnosticada de glaucoma congénito bilateral, una anomalía genética que provoca una presión extrema y creciente sobre el nervio óptico y que puede causar ceguera irreversible.
Entre los síntomas de esta rara anomalía se encuentran el agrandamiento del glóbulo ocular, el lagrimeo constante, el enrojecimiento y la molestia ante la luz. Sin embargo, el diagnóstico no es fácil, tal y como reconoce Luise Bice, quien en declaraciones recogidas por el diario ‘Daily Star’ lamenta que “si alguien hubiera dicho que era raro, que tenía ojos grandes en lugar de lindos, podríamos haberlo revisado, pero ninguno de nosotros sabía que era siquiera una señal de alerta”.
"Si hubiésemos sabido eso antes, es posible que ahora no estuviese ciega del ojo derecho", añade.
“Desde el día en que nació, todo el mundo destacaba lo bonitos y grandes que tenía los ojos Aretria. Lo que no sabíamos es que esos ojos albergaban algo terrible. El 20 de mayo de 2023, cuando tenía seis meses, el ojo derecho se nubló. Comenzó como una pequeña nube, pero a las horas estaba completamente opaco y perdió la visión de ese ojo”, explica en una publicación en TikTok.
“Los especialistas no la vieron hasta el 22 de mayo”, dice, y “la espera fue horrible. No teníamos ni idea de por qué el ojo se había nublado”.
Este día le diagnosticaron glaucoma congénito bilateral y el 13 de junio le sometieron a una primera cirugía para aliviar la presión. El postoperatorio fue “largo y duro”, con cientos de gotas, pero tenían esperanza. Sin embargo, la operación no fue bien.
La presión en los ojos no dejaba de aumentar y la niña tuvo que someterse a una segunda cirugía en agosto. La pequeña ha perdido la visión del ojo derecho y apenas ve por el izquierdo. Aun así, expresa su madre, “su sonrisa ilumina entera la habitación”.