La obsesión de la sociedad por verse constantemente bien está implantando costumbres que podemos considerar cuanto menos extrañas. Una de ellas es la de meter tripa constantemente, por aquello de disimular la barriga y lucir mejor en nuestras prendas. Sin embargo, este tipo de hábitos no son necesariamente saludables, hasta el punto de que pueden ser incluso perjudiciales para la salud, según afirman diversos expertos.
En este caso hablamos del ‘Síndrome del Reloj de Arena’, que es el resultado de meter tripa durante mucho tiempo. Este es un gesto en el que los músculos superiores de los abdominales hacen todo el trabajo, dejando los inferiores de ‘vacaciones’, lo que crea un desequilibrio muscular en dicha zona que puede llegar a causar algún problema de salud, además de dejar la zona central de nuestro cuerpo con un aspecto ciertamente extraño.
Y es que el resultado de esta práctica a la larga es evidente, mostrando un extraño pliegue o arruga bajo las costillas inferiores, como si se tratara de un abdominal trabajado, pero con la zona inferior completamente laxa y sin definición alguna.
Meter tripa es un gesto que solo incluye los músculos superiores de la zona abdominal, y según afirman los expertos su intensidad es mayor a la hacer una abdominal. Además al hacer este gesto el diafragma se mueve hacia arriba, en lugar de hacia abajo, interrumpiendo su función natural. Además el meter tripa también hace que ejerzamos presión sobre las estructuras pélvicas, lo que no es positivo en absoluto.
Se trata de una serie de movimientos y acciones que no resultan naturales y que acaban haciendo que la zona muestre un desequilibrio que se manifiesta de forma visual y clara con el llamado ‘Síndrome del reloj de arena’ (aunque en realidad no se trate de un término médico, sino que esta denominación pertenece más a la cultura popular).
Como apuntábamos, abusar del gesto de meter tripa no solo hará que nuestro vientre tenga un aspecto poco natural y extraño, sino que también habrá repercusiones para nuestra salud. Lo más notable y preocupante es que hace que nuestra respiración pierda eficiencia. Para respirar nuestro diafragma se contrae, creando un espacio negativo para que estos se expandan al meter aire. Al hacer esto la tripa se hincha, pero si la apretamos para meter tripa, cambia la dirección de la acción del diafragma, reduciendo la eficiencia y el oxígeno que respiramos hasta en un 30%, afirman los expertos.
Además el desequilibrio muscular que causa abusar de este movimiento no se limita tan solo a la zona de la tripa, sino que permea a la parte superior del torso y la zona inferior del cuello creando de nuevo inestabilidades que pueden llegar a producir dolor en el tercio superior de nuestro cuerpo. Finalmente, para las personas con incontinencia, el acto de meter tripa puede forzar una pérdida de orina y, si se mantiene en el tiempo el gesto, hacer que el problema empeore.
La buena noticia es que este ‘Síndrome del reloj de arena’ es reversible. Y es que solo hay que dejar de meter tripa y recuperar el equilibrio en nuestra zona abdominal para que desaparezcan tanto las molestias, como su extraña apariencia. La mala noticia es que no se trata de una solución inmediata, y nuestro cuerpo necesitará de cierto tiempo para volver a la normalidad. Al fin y al cabo hay personas que llevan años haciendo este gesto, por lo que no hay una solución inmediata y mágica. De nuevo, ser conscientes de nuestro problema y trabajar para solucionarlo con ejercicios de respiración será lo que devuelva a nuestra zona abdominal a la normalidad.