El Rosh Hashaná o Año Nuevo judío tendrá lugar este año entre el atardecer del 15 de septiembre y el del 17 de septiembre, fechas a partir de las cuales se inicia el calendario judío, dando comienzo al año 5784, y en las que los fieles de esta religión se dedican a la introspección, la renovación espiritual y la reflexión sobre el pasado y el futuro.
Rosh Hashaná significa literalmente “cabeza del año” en hebreo y en ella se celebra el primer y segundo día del mes de Tishrei, el séptimo del calendario judío. Esto puede parecer extraño para quienes no profesan esta religión, cuyo primer mes, Nisán, conmemora la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto. Sin embargo, el Rosh Hashaná se refiere a una perspectiva más espiritual del tiempo. Concretamente, marca el aniversario de la creación del primer ser humano, Adán, y además se considera el “Día del Juicio”, en el que Dios juzga a todas las criaturas según sus acciones pasadas y sus intenciones futuras. Para ello abre tres libros: uno para los buenos, uno para los malos y un tercero para quienes han de ser juzgados en Yom Kipur, que tiene lugar diez días después.
De hecho, el Rosh Hashaná marca el inicio de los Diez Días de Arrepentimiento –o de Pavor– que culminan en el Día de la Expiación, el citado Yom Kipur. Durante este período, los judíos se esfuerzan por realizar un proceso de teshuvá, que implica el arrepentimiento sincero y la búsqueda del perdón divino. En este proceso no solo se trata de reconocer los errores pasados, sino también de comprometerse activamente a cambiar y enmendar el camino equivocado. Se cree que durante estas jornadas, las acciones humanas pueden influir en el veredicto divino, lo que añade un sentido de urgencia y seriedad tanto a la introspección como al cambio personal.
El Rosh Hashaná se caracteriza por ser muy simbólico, algo que se observa desde la introducción del shofar, un cuerno de carnero curvado que se toca durante las oraciones. El sonido del shofar tiene como objetivo alentar la introspección y el arrepentimiento, un recordatorio de la necesidad de examinar todo lo realizado y esforzarse en mejorar durante el año que comienza.
Para guiar a los fieles hebreos, el shofar emite tres sonidos diferentes: el tekiah, un sonido largo y sostenido que representa la integridad y la plenitud; el shevarim, consistente en tres sonidos cortos y entrecortados que simbolizan la vulnerabilidad y la humildad; y el teruah, que consta de nueve ráfagas cortas que evocan tanto el arrepentimiento como el despertar espiritual. Cabe señalar que el shofar no solo suena durante el Rosh Hashaná, sino que comienza a tocarse en las sinagogas los días anteriores aunque no de una manera tan continuada.
Como se puede suponer, las sinagogas tienen una gran importancia durante el Rosh Hashaná. En ellas las comunidades judías se reúnen para orar y celebrar este cambio de año. Los servicios esos días se caracterizan por las oraciones especiales, las lecturas de la Torá y el sonido del shofar. Asimismo, se recita el Tashlich, un ritual en el que se arrojan migajas de pan al agua, simbolizando el deseo de arrojar los pecados pasados y comenzar de nuevo con un espíritu renovado. En este punto hay que mencionar que estas dos jornadas está prohibido trabajar.
Además del tiempo que se pasa en la sinagoga, el Año Nuevo judío supone una fiesta para los fieles de esta religión. Por esta razón, las familias se juntan para esta celebración en la que, como suele ser habitual, la comida juega un papel importante. Una de las tradiciones culinarias más habituales es el consumo de manzanas sumergidas en miel, simbolizando de este modo la esperanza de un año dulce y fructífero. Además, también se consume la jalá, un pan trenzado que representa la corona de Dios y la importancia de su reinado en la vida de las personas.
El Rosh Hashaná no se celebra siempre en las mismas fechas, debido a que el calendario hebreo es lunisolar, de manera que tiene en cuenta tanto el ciclo solar como el lunar. Además, los días en este calendario comienzan con la puesta de sol (de ahí que el próximo Año Nuevo dé comienzo al atardecer) y no a medianoche como en el calendario cristiano.
En cuanto a los meses que componen el calendario hebreo, son los siguientes: Nisán (30 días), Iyar (29 días), Siván (30 días), Tamuz (29 días), Av (30 días), Elul (29 días), Tishrei (30 días), Jeshván (29 o 30 días), Kislev (30 o 29 días), Tevet (29 días), Shevat (30 días) y Adar (29 días).